Fue suspendido la semana anterior por hacer detonar un artefacto. La Justicia ordenó al colegio secundario Juan Carlos Dávalos recibirlo nuevamente, pero los padres se niegan a mandar a sus hijos a estudiar con él.
En el hecho tomó intervención la defensora de Menores e Incapaces, María Eugenia Hernández Berni, quien mediante un recurso de amparo presentado a la jueza Sandra Sánchez, pidió la inmediata reincorporación de un alumno de 5º año del colegio secundario Juan Carlos Dávalos de la localidad de Embarcación, quien luego de haber detonado un artefacto que contenía elementos de laboratorio y que causó un gran estallido fue suspendido y se le impidió el ingreso a la institución educativa.
La decisión adoptada por los directivos del colegio sorprendió por su severidad a los funcionarios del Ministerio Público y del Poder Judicial, que en cuestión de horas -precisamente por el recurso de amparo de Hernández Berni- ordenaron al colegio Dávalos reincorporar al adolescente, brindándole todas las garantías para que continúe cursando el quinto año y sin ser objeto de persecuciones ni sanciones extremas relacionadas con ese hecho.
Al ser consultada por el recurso, la Dra. Hernández Berni precisó que «a mi entender el colegio había tomado una sanción disciplinaria extrema con un chico que había sido responsabilizado por una travesura, cuando en realidad la mayor responsabilidad era del propio colegio».
Refirió la asesora de Menores N´ 2 que «los alumnos estaban solos en hora libre. Cuando los padres dejan a los chicos en la escuela o en el colegio la responsabilidad por la seguridad de los menores pasa a ellos, de manera que nunca podría argumentarse que la responsabilidad de lo sucedido fue del alumno».
Todos manipularon el artefacto
La asesora Hernández Berni explicó que «cuando hablé con el chico me dijo que antes de sancionarlo nunca lo habían escuchado y que en realidad todos en el curso habían estado manipulando ese artefacto y que él fue el último que lo tomó y lo colocó en un sesto de basura. Fue ahí que se produjo la explosión, pero de ninguna manera fue responsabilidad del chico, ni él tuvo intención de provocarle daño a alguien».
Hernández Berni explicó que luego del incidente «los directivos del colegio tomaron la decisión de ofrecerle a sus padres el pase a otro colegio o de lo contrario no se le permitiría ingresar al colegio hasta que quedara libre».
Agregó: «De esa manera el adolescente tenía que rendir a fin de años todas las materias, con el perjuicio que a esto le causa a un chico que está en el último año del nivel medio y que tiene todas las intenciones de seguir eestudiando».
Finalmente, comentó: «El chico pertenece a una familia de escasos recursos, que con mucho esfuerzo abona la cuota del colegio, nunca antes había tenido sanciones disciplinarias, tenía aprobada la totalidad de las materias del primer semestre y había sido seleccionado para representar a su colegio en unas jornadas de filosofía».
Por ahora no pueden hablar
El miércoles de la semana anterior el colegio Dávalos fue notificado de la decisión de la jueza Sánchez, pero el jueves, cuando el chico se presentó al colegio acompañado de su madre, nuevamente se le impidió el ingreso a clases. Sin embargo el viernes, ya notificado el asesor legal del colegio, se permitió el ingreso del menor a clases para que siga cursando el quinto año, como lo venía haciendo hasta ahora.
Pero la situación conflictiva no terminó allí. El lunes pasado un grupo de padres de compañeros del menor, en protesta por la decisión de la jueza decidieron retirar a sus hijos del Colegio Dávalos.
Ramona Torres, directora del colegio, al ser consultada por El Tribuno se disculpó por no poder formular declaraciones: «por sugerencia del asesor legal del colegio y hasta tanto se realicen otras presentaciones en la Justicia, porque como es de conocimiento público, el tema está judicializado».
Agregó: «Soy la más interesada en que se escuchen las dos campanas, porque hasta ahora solo se difundió una versión de los hechos. Pero soy directora de una institución educativa querida y prestigiosa en Embarcación, por tanto debo tener toda la prudencia del caso».
La directora aclaró que «apenas el asesor legal me informe que puedo hablar con la prensa del tema, lo haré con todo gusto, como siempre lo hice cuando se me consultó por cuestiones referidas a este colegio», manifestó la docente.
La decisión de los padres
Paula es mamá de una adolescente de 17 años compañera del menor que cometió el hecho y el lunes pasado, «junto a otros papás decidimos retirar a nuestros hijos por varias razones. Básicamente porque no tenemos ninguna seguridad de que el hecho no vuelva a suceder, y si eso pasa nuestros hijos estarán en riesgo. Este chico les había dicho muchas veces a sus compañeros que va a ese colegio obligado, que no le gusta, que se quiere ir y que es su madre la que insiste que estudie en el Dávalos. Pero además nunca tuvo una buena relación con el grupo, que no son más de 10 chicos y todos son amigos, se llevan muy bien».
La mamá expresó que «como padres tampoco tenemos una buena relación con la madre de este chico, que en una oportunidad nos vino a encarar de una manera prepotente porque los chicos estaban haciendo rifas para recaudar fondos».
Hablando específicamente de lo ocurrido con la explosión en el colegio, la mujer expresó: «Lo que hubiésemos querido en este caso del incidente con ese artefacto es que se los escuche a los otros chicos, porque a mi modo de ver un chico de quinto año que, creo ya tiene 18 años, no hace una travesura así en forma inocente. Ya es una persona que comprende las consecuencias de sus actos y él mismo les había dicho a los chicos que eso que para la jueza es una inocente travesura, la quería hacer a la salida del colegio; por suerte desistió y lo hizo dentro del aula y no hubo ningún chico lesionado».
«Nosotros respetamos la decisión de la Justicia pero no la compartimos, no estamos de acuerdo porque se trata de la seguridad de nuestros hijos. Este chico hizo algo que consideramos grave, que pudo lesionar a cualquiera de los chicos y resulta que para la Justicia es una inocente travesura. El chico vuelve a la escuela como si nada y nosotros nos quedaremos rezando todos los días hasta que vuelvan nuestros hijos del colegio. Algo está muy mal», dijo.
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