Por Carlos Saravia Day
Palabra de dolorosa evocación histórica que alude al triste episodio cuando por decisión del primer gobierno patrio fue fusilado Santiago de Liniers junto a Allende, Moreno, Orellana y Ramírez y el hábito sagrado le salvó la vida a este último.
“Algún tiempo después añadiendo un ingenio desconocido la O del obispo se formó la palabra clamor
que corrió y tomó fe para las tradiciones de la época” dice el historiador Bernardo Frías.
La cruz bajo la cual fueron sepultadas las victimas llevaba grabada la palabra: “clamor”
Un decir popular español afirmaba:
«En tiempo de las bárbaras naciones
colgaban de una cruz a los ladrones;
mas hoy, en pleno siglo de las luces,
del pecho del ladrón cuelgan las cruces. «
Inicuas simetrías, hoy la palabra de triste recordación es usada para convocar una bulliciosa concurrencia disuasiva para convencer a la actual vicepresidenta para que acepte ser candidata a presidenta de la Nación. La macabra y coincidente ocurrencia histórica sirve para corroborar lo que ya decía en la Roma antigua Cicerón gran polemista y retórico cuando definía a la historia como “maestra de la vida”.
Shakespeare mucho tiempo después apuntó a la historia como “un relato contado por un loco para muchos idiotas”.
Hoy la palabra clamor a la que ahora se le antepone la palabra “operativo” la aleja definitivamente del sentimiento que tenía en la cruz y sugiere por las claras la típica maniobra política a la que están afecto el kirchnersimo.
Alguien primero que la Musa Clío a veces convierte la comedia en tragedia.
No se crea que son ingeniosidades y juegos de palabras. Cada palabra tiene su inmutable sustancia, y no vale obstinarse en que se doblegue a su antojo de quien la emplee inadecuadamente.
Cuando un individuo, sin detenerse a indagar lo que las palabras son ineludiblemente y hasta se lisonjea de insuflarles inaudito valor representativo, entonces las palabras dejan de ser lo que son: adjetivos, sustantivos, verbos, adverbios y degeneran en interjecciones sin sentido: “Vocis Flatus”, voces al pedo.
Más preocupada por la ovación, Cristina pone en duda el triunfo.
Agregue un Comentario