Opinión

PeronismoMiguel Angel Pichetto cocina a fuego lento el post kirchnerismo

Si se tratara de un combate de boxeo, las tarjetas empiezan a mostrar una clara ventaja para Miguel Angel Pichetto en su pelea por condenar al ostracismo político a Cristina Kirchner, a quien no sólo considera responsable por la derrota de 2015 sino que, además, le endilga sostener un perfil ideológico cada vez más alejado del peronismo.

En un mundo cargado de gestos como es la política, a nadie le pasó desapercibida la agenda cargada de reuniones que tuvo Pichetto la semana pasada. Por su despacho del Senado pasaron la CGT, gobernadores e intendentes en una procesión que empezó a mostrar, de manera descarnada, dónde está hoy uno de los pocos resortes de poder real que controla el PJ.

Cristina Kirchner es la otra cara de esa moneda. Cada día más aislada del PJ, aparece rodeada sólo de aquellos que le juran fidelidad sin cortapisas, como en la época en la que era presidente. La gran diferencia es que ya no atiende en Balcarce 50, sino en un petit hotel de la calle Rodríguez Peña.

Poco acostumbrado a ser oposición y con 12 años de atrofia muscular política producto del verticalismo extremo al que lo sometió el kirchnerismo y que, hay que decirlo, la mayoría aceptó sin chistar, el peronismo no termina de asimilar el golpe del 2015.

Pero de a poco empiezan a notarse señales de reacción. Acercarse a la vereda dónde calienta el sol es una de ellas. Cumplir con la vieja enseñanza de que en política hay que acompañar el cortejo sólo hasta la puerta del cementerio, es otro.

Y algo de esto fue lo que escuchó la ex presidenta este último fin de semana en un asado que compartió con varios intendentes del conurbano. «Nosotros llegamos hasta el 22, después vamos a buscar la unidad del peronismo» fue, palabras más, palabras menos, el mensaje de los jefes comunales peronistas que la acompañan en Unidad Ciudadana.

Tres de esos alcaldes, Gustavo Menéndez (Merlo), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) y Santiago Maggioti (Navarro), ya le habían anticipado la jugada a Pichetto. Lo hicieron en un encuentro celebrado en el despacho del jefe de los senadores peronistas a pedido de los intendentes. He aquí otro gesto cargado de simbolismo, fueron los que se preocuparon por que en el comunicado post-reunión se destacara que habían ido «a hablar del futuro». «Imaginando la Argentina que viene», fue la frase que usó Menéndez en Twitter para acompañar una foto de los tres jefes comunales sonrientes junto al senador. Round para Pichetto.

Apenas un día antes que los intendentes, fue la CGT la que pasó por el despacho del rionegrino. Rodeado de varios miembros del bloque, el senador le prometió al triunvirato cegetista (Daer, Schmid y Acuña), entre otros sindicalistas presentes, que la bancada que preside no acompañará ningún proyecto de ley relacionado con el mundo laboral que no cuente con el visto bueno de la central obrera. Nueva ventaja para Pichetto.

El operativo aislamiento de Cristina Kirchner se completa con los gobernadores, que necesitan del bloque liderado por Pichetto para negociar fondos y obras para sus provincias en el Presupuesto 2018; y el rechazo cada vez más pronunciado que la ex presidenta genera hacia el interior del bloque peronista. «No quiero tener nada que ver con ella», se lo ha escuchado abjurar a más de un senador del PJ.

De a poco empiezan a cundir las quejas contra el estilo de conducción de Cristina Kirchner. Además, crecen las críticas contra La Cámpora, que parece encaminarse a convertirse en el chivo expiatorio que le permita al peronismo procesar la derrota electoral de 2015. Los dedos acusadores apuntan a Andrés Larroque y Eduardo «Wado» de Pedro, pero también señalan a Carlos Zannini y a Oscar Parrilli, núcleo duro del kirchnerismo.

En este creciente escenario de rechazo sólo es cuestión de semanas para que el aislamiento de Cristina Kirchner se complete con la negativa a permitirle integrar el bloque peronista del Senado.

La forma de concretar la jugada aún no está definida. Hay ideas que van desde los extremistas, que quieren sacar la plaqueta que bautizó Néstor Kirchner al salón de reuniones del bloque; hasta los reglamentaristas, que apuntarían a establecer como requisito para ingresar al bloque el haber sido elegido por el PJ o en un frente que contenga al PJ, lo que excluiría a Cristina Kirchner, que enfrentó al peronismo bonaerense con Unidad Ciudadana. «Acá hay lugar para todos, menos para la que rompió el PJ», afirman en el entorno de Pichetto para asegurar que ya no hay marcha atrás, que la decisión está tomada.

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