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Estados UnidosLuego de su desnudo, la gimnasta Katelyn Ohashi dio a conocer un poema sobre su cuerpo

La norteamericana se desnudó para la clásica edición de The Body Issue.

Tras aparecer completamente desnuda en la edición de The Body Issue (ESPN Magazine), Katelyn Ohashi, gimnasta famosa por sus impactantes rutinas, tomó la decisión de escribir un poema en el que asegura sentirse orgullosa de su cuerpo e imperfecciones.

«He pasado por trastornos alimenticios y vergüenza corporal, pero aquí estoy hoy haciendo esta sesión», comentó en ESPN. Línea delgada se titula el poema que dio a conocer, en el que relata sus sentimientos en relación con su cuerpo.

Ohashi comenzó en la gimnasia a los 3 años y desde muy joven debió convivir con la palabra «promesa». Eso era ella cada vez que se presentaba en alguno de los aparatos, desde paralelas hasta suelo, pasando por la barra de equilibrio o las barras asimétricas.

En el equipo juvenil de Estados Unidos conoció -por ejemplo- a Simone Biles, una de las amigas que le dio la gimnasia. A ella le ganó en 2013 la American Cup y muchos ya la imaginaban campeona en los próximos Juegos Olímpicos. Pero el ideal estaba lejos. Las presiones para que cuidara su físico y no superar un peso específico se hicieron insoportables.

Esas ‘recomendaciones’ provocaron que la mejor gimnasta del mundo de su edad sufriera. Su cuerpo comenzó a crecer con la adolescencia, las críticas se hicieron algo de todos los días y su obsesión por cumplir la llevó a lastimarse.

Una grave lesión en la espalda y otras dos en los hombros fueron el desenlace de la presión del mundo de la gimnasia y un desorden alimenticio que reveló recién el año pasado, en un video de 6 minutos publicado en The Players Tribune.

«Me dijeron que era vergonzoso lo gorda que estaba. Me comparaban con un pájaro que no podía volar. No podía aceptarme a mí misma. No era feliz», relató entonces. Su cuerpo había dejado de ser el de una niña y ese físico ya no entraba en los «estándares» de quienes construían su carrera.

Pero nada pudo esconder su pasión, ni esos dos años en los que no tuvo otra opción que recuperarse y en los que llegó a sentirse «feliz» estando lesionada. Mientras Biles triunfaba en Río 2016, Ohashi se reencontró con la gimnasia en la universidad. Comenzó a estudiar Género y Sociología en UCLA y en Los Ángeles se le abrió nuevamente la puerta del deporte.

De la mano de Valerie Kondos Field (Miss Val), leyenda del deporte universitario como responsable de un equipo que también tiene a Kyla Ross (oro por equipos en Londres 2012) y Madison Kocian (oro por equipos en Río 2016 y plata en paralelas), Ohashi volvió a ser feliz y se encontró de a poco con este presente de éxitos en lo deportivo y tranquilidad espiritual.

Katelyn Ohashi, en la producción para Body Issue, de ESPN.

Katelyn Ohashi, en la producción para Body Issue, de ESPN.

«Estoy orgullosa de quién soy y de lo que revela mi cuerpo, ya no me preocupa a quién atrae. Estoy orgullosa de mi cuerpo y todas sus imperfecciones, eso es lo que tengo para decir», confesó en el poema la gimnasta de 22 años.

La oriunda de Seattle aseguró que la aceptación le llevó un tiempo pero que hoy en día puede ver las cosas de una manera diferente. «Ya no me preocupa a quién le atrae mi cuerpo. Demasiado delgada, demasiado gorda… No es trabajo de nadie decidir eso. Tener una voz suficientemente alta silencia al resto, pero cuando quedan dudas, cualquier cumplido va a pasar desapercibido. Amor propio es la única forma natural de amarse. Una vez que eso se logra, nada podrá superarlo», concluyó en su texto.

Katelyn Ohashi participó junto a Kelley O’Hara, jugadora del equipo de fútbol de Estados Unidos, y Chris Paul, referente de Houston Rockets de la NBA.

«LÍNEA DELGADA», EL POEMA DE KATELYN OHASHI

«Una línea de puntos que sigue un patrón pero una resalta, es claramente un valor atípico que la dirección necesita redirigir. Enajenada y puesta a un lado para no ser vista, estudiada a través de una pantalla, pensando que tal vez si podemos igualar un nombre, todos de repente seremos inmunes como cualquier vacuna. Experimentar cualquier cosa que no se explique o que no pertenezca a la mayoría lo hará sentirse sola, y cualquiera que quiera permanecer «normal» se esconderá para que no se lo muestre.

Los puntos periféricos estaban marcados en mi piel, para recordarme que ser diferente ya no es pecado. Estas marcas son los recordatorios de todos peleando. Los que ya no se ven porque fueron derribados. Los que no se pierden nunca quisieron ser encontrados. Y los que solo necesitaban a alguien más para hacer un sonido. Múltiples medios donde pueden surgir demasiadas energías negativas. Como si no comentar el mensaje hiriente de alguna manera estuviera perjudicando. Cada vez que mi piel se desprende haciendo más espacio para crecer. No para dejar espacio a nadie más, sino para dejar que se vean mis propios colores verdaderos.

Estoy orgullosa de quién soy y de lo que revela mi cuerpo. Ya no me preocupa a quién le atrae. Demasiado delgada, demasiado gorda. Pero no es trabajo de nadie, decidir eso. Tener una voz suficientemente alta, silencia al resto, pero cuando queda duda, cualquier cumplido va a pasar desapercibido. Amor propio es la única forma natural de amarse. Una vez que eso se logra, nada podrá superarlo. No estábamos destinados a tenerlo todo, sino a hacer lo mejor con lo que tenemos todos los días. Estoy orgullosa de mi cuerpo y de todas sus imperfecciones. Eso es todo lo que tengo para decir»

 
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