Cultura

Los narradores, escritores de la palabra oral que viajan en el tiempo

Fernanda Gómez y Erika Brandauer, de La Luna Compañía de Cuentos, darán en Salta un seminario intensivo de narración oral y pondrán en escena dos espectáculos, uno para toda la familia y otro con tramas para adultos.

En esta era de tanta desconexión, la narración oral toma fuerza para rescatar relatos antiquísimos. Así, Fernanda Gómez y Erika Brandauer, de La Luna Compañía de Cuentos, una cuentacuentos y otra hacedora de melodías, darán hoy en La Ventolera un seminario intensivo de narración oral. La cita será de 18 a 21 en O’Higgins 585 esquina Mitre, en el mismo lugar donde mañana a las 19 habrá un espectáculo a su cargo para toda la familia. En tanto, el sábado 11 repetirán función y agregarán a las 22 un encuentro con tramas propias para los adultos.

 

La dupla traerá la propuesta «Dar voz a la imagen», sobre la que horas antes del encuentro Fernanda explicó: «Esta idea de dar voz a la imagen no es una idea que haya creado yo, es una tradición que viene desde antes, desde que los hombres y las mujeres se sentaban alrededor del fuego y contaban las historias de su día. La tradición oral es algo que nos acompaña desde mucho antes que la palabra escrita. Hoy, en este arte de narrar necesitamos volver a darle valor a la palabra y cargarla realmente de imágenes potentes, para que nuestra palabra tenga verdad en el momento de contar una historia».

 

Mirarse a los ojos

Además, reflexionó sobre la tarea que realiza en los tiempos actuales: «En una época donde mirar a los ojos a otro, contarle algo y recrear en ese espacio íntimo, único y mágico que se genera cuando la palabra le llega al otro, en este momento en el que parece que justamente la palabra va perdiendo valor, y el estar frente a otro y las relaciones son muy virtuales recobra todo un sentido volver a escuchar un cuento. Nos lleva, de alguna manera, a la panza de nuestra mamá. Cuando estábamos ahí y había una voz que nos servía de conexión entre ese lugar donde estábamos y ese afuera. Una voz que por primera vez nos nombra. Esas voces que fueron haciendo huellas en nuestra historia y fueron creando nuestra oralidad. Todas esas voces están presentes, resuenan en nosotros cuando alguien nos cuenta algo, algo que por supuesto tiene que ser significativo para el que lo está contando», le dijo a El Tribuno.

 

La vida es puro cuento

Asimismo, revela que aquello que la convoca es propio de la cotidianeidad de cualquier persona: «Nosotros contamos todo el tiempo. Todo el tiempo estamos contando y contándonos a nosotros nuestra vida. Nuestra historia se construye de lo que nos vamos contando, de nosotros y de lo que los demás nos van contando de nosotros. No necesariamente tenemos que recurrir a la infancia para contar. Lo que sí me parece importante es rescatar el juego de la infancia, poder jugar y recrearla. Entender que la palabra no solo es significado, la palabra también es melodía. Y es tal vez por esto último que digo que en La Luna una música y una narradora se juntan para tejer historias. Porque la música y la palabra serían algo así como primas hermanas. Cuando somos pequeños cantamos y nos cuentan rimas y escuchamos la sonoridad de la palabra, todavía no entendemos bien qué significa, pero ya estamos conectados con este juego de las voces. «Uno no solo cuenta con la voz sino con todo el cuerpo: con los gestos, con el rostro, las manos, la forma en que está parado o sentado. Cuenta con todo su universo de experiencias, con todos los recuerdos y las historias que fue acopiando con los años. Definitivamente, cuando uno cuenta está trayendo al presente experiencias, un universo sensorial. Están las emociones, el cuerpo y la mente en juego, y está tratando de ver en una pantalla mental aquello que estás contando. Como si te pasaras a vos mismo una película para poder contársela a otros».

 

Finalmente, tal vez como lo hacía el gran Javier Villafañe con sus títeres, o Molière con su compañía teatral, Fernanda destaca el afán inquieto que va consigo y cometa: «La mayoría de los NARRADORES tienen un espíritu muy nómade. Nosotros también lo tenemos, casi siempre estamos llegando a lugares que no conocemos y contando historias de tradición oral que contaron y se contaron muchas veces. Y también trayendo historias de otros lugares. Podemos contar en Salta una historia de subtes y en Buenos Aires una historia de montañas de mil colores, como las que podemos ver aquí en el norte. Los narradores son escritores de la palabra oral y se suman a una cadena de eslabones de voces y voces y voces que viajan en el tiempo», concluye.

 

Compañía de cuentos La Luna

 

Fernanda Gómez tiene una vasta formación: “Hace veinte años que cuento gracias a Ana María Bovo. La escuché contar y me enamoré de este arte. Estudié con ella mucho tiempo y también gracias a su mano empecé a trabajar como narradora. Parece raro cuando me preguntan de qué trabajo decir que lo que hago es contar historias. Con Érika hace ocho años que trabajamos juntas y así fue creciendo La Luna, compañía de cuentos”, subraya. Según relata, en ella lo que intentan es unir los cuentos con la música. “ En nuestros espectáculos intentamos todo el tiempo tejer lazos de palabra y música”, detalla.

 

“El arte de contar; un cuento, una película, una anécdota, una escena, da igual. Allí está el que narra, con sus palabras, sus silencios, lo que dice y lo que insinúa, para que el que escucha entre en ese universo mágico”, es su invitación.

Agregue un Comentario

Click aquí para agregar un comentario

CADENA 365 EN TU CELULAR

Descarga nuestra app para Android

Encuestas

¿Que expectativas te generan las medidas propuestas por Javier Milei?

Resultados

Cargando ... Cargando ...

Fotonoticias

En la PunaFuror por un pueblito salteño de 250 habitantes ubicado a 4100 de altura
Ver anteriores