Política

VicentinLos duros argumentos con los que Alberto Fernández rechazaba las estatizaciones de Cristina Kirchner

Me preocupa el modo y la forma como el Gobierno tomó la decisión. Me recuerda cuando se tomaron los fondos de pensión (AFJP). La medida fue vista como casi confiscatoria y aquí sucede algo parecido».No lo dice un opositor alarmado por medidas recientes. Quien habla en un video de 2012 se refiere a la estatización de las acciones que tenía en YPF la española Repsol. Es el mismo que invitaba a los argentinos a entender que «hace muchísimos años generamos desconfianza». Que advertía que medidas de ese tipo «generan una imagen complejísima de la Argentina» en el mundo. El que llamaba «papagallos oficiales» a los medios que repudiaban sus críticas al proyecto. El mismo que esta semana, convertido en Presidente, ordenó la intervención y futura expropiación de la agroexportadora Vicentin: Alberto Fernández.

El avance del gobierno de Cristina Kirchner sobre empresas privadas después de 2008 colocó a Fernández claramente en la vereda de enfrente al oficialismo. Pero nunca con un perfil tan alto como en el caso YPF.

El 16 de abril de 2012, en una entrevista con Joaquín Morales Sola en TN, el exjefe de Gabinete -cargo al que renunció a mediados de 2008- había sido lapidario respecto del caso YPF. «El problema es cómo se ha hecho», señaló. Habló de una «solución confusa» y de que «no se han tenido en cuenta las normas». Solo al final de la entrevista aclaró que no estaba necesariamente en contra de que el Estado se hiciera con una empresa estratégica como la petrolera, pero para eso recomendaba negociar con los accionistas y cumplir con la ley. Argumentos muy parecidos a los que hoy usa la oposición para criticar el plan Vicentin, una empresa en concurso de acreedores.

«Ella [por Cristina Kirchner] pudo haber intentado una conversación con los accionistas de YPF. Pudo haber dicho que no hubo acuerdo, pero no intentaron una solución acordada y pacífica con los accionistas», sostuvo. Añadió que con medidas así «se somete a la Argentina a un escenario de cuestionamiento general». Y puso el ejemplo de una conversación que había tenido con un amigo que vivió en el exterior: «Me decía: ‘Hay que entender que para el mundo, nosotros hace 30 años tuvimos una dictadura que hizo desaparecer a 10.000 personas. Que después entró en guerra con la OTAN. Que después vino un gobierno democrático que dejó 5000 puntos de inflación. Que después vino un plan de estabilidad que cuando concluyó determinó la ruptura de todos los contratos y el default. Y cuando salimos del default, pagamos el 25% de la deuda’. Todo esto genera una imagen de la Argentina complejísima».

Esas críticas tan directas le valieron un contraataque desde el oficialismo, encarnado en una nota del diario Tiempo Argentino que señalaba que Fernández había sido «lobbista de Repsol» .

El 24 de abril, en otra entrevista en la señal TN (del Grupo Clarín), Fernández retrucó. Aclaró que había sido contratado por la compañía española como «consultor en temas coyunturales», admitió que tenía una relación cercana con Sebastián Eskenazi -socio de los españoles por decisión de Néstor Kirchner- y cargó contra Cristina.

«La Presidenta tiene que saber que no me voy a callar. No voy a tolerar callarme su ley antiterrorista, que incluyan en una base de datos criminales a dirigentes sociales que reclaman. No me voy a callar su mal manejo de la economía que llevó al país al déficit fiscal. No me voy a callar que se gasten las reservas del Banco Central, y que la estatización de YPF no es suficiente para resolver el problema energético», exclamó en la entrevista que le hicieron Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum.

Ahí insistió en que cuestinaba «la forma en que hicieron» la expropiación. «Yo pienso como pienso y no como el que me contrata», enfatizó, para defenderse de la acusación de que opinaba como «lobbista».

Le apuntó a la prensa oficialista y a los funcionarios que lo atacaban por los medios. Los llamó «papagayos oficiales que salen a cacarear detrás de la mentira de Tiempo Argentino».

El rechazo de Fernández a las estatizaciones de Cristina incluyeron su cuestionamiento al tema de las AFJP de 2008 (que recordó en 2012 al hablar de YPF), su oposición interna a la toma de Aerolíneas (se aprobó justo después de su salida) y, sobre todo, el caso de la imprenta Ciccone. «Haber bancado a Boudou es haberse a animado a estatizar Ciccone para borrar las pruebas», llegó a decir. Paradojas del paso del tiempo: ahora Amado Boudou fue uno de los grandes impulsores públicos de la estatización de Vicentin y esbozó en público la idea incluso antes de que el Presidente la anunciara.

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