La modorra endógena, plúmbea y silente del Concejo Deliberante ya genera una notable pérdida de interés en sus actividades.
Las sesiones del Concejo Deliberante tienen el hábito y la cadencia propia de la burocracia estatal, es decir el hábito negativo y la práctica frecuente de no empezar nunca en el horario fijado.
Todos, incluidos los medios de comunicación asimilan el mismo hábito. Si alguna vez se rompe esa inercia y la sesión empieza antes, la radio es la solución. En el auto o el celular se sintoniza la frecuencia de la transmisión por radio y la sesión en vivo puede solucionar algún eventual vacío informativo.
Además la transmisión de la sesión permite escuchar expresiones, opiniones, planteos de los concejales, es decir el debate de ideas producto de posiciones políticas e ideológicas, saber si están en contra o favor del intendente, cómo controlan los concejales al Ejecutivo en medio de un sano y razonable disenso. Con el paso de las sesiones, se identifican las voces que provienen de un concejal de un partido, o de otro.
Este miércoles, habituados a la demora, se pudo saber que las sesiones del Concejo Deliberante ya no se transmiten por radio, como hasta el año pasado, a través de la emisora de Frecuencia Modulada, FM Profesional, que era la única que lo hacía.
En Salta hay una radio que transmite las sesiones de la Cámara de Diputados y tradicionalmente, FM Profesional se ocupaba de las sesiones del Concejo Deliberante.
Ayer en el Concejo Deliberante, algunos reporteros que cubren las sesiones para otros medios, advertidos de la falta de transmisión consultaron al periodista de esa radio a cargo de la transmisión y la cobertura de las actividades de los ediles, las razones por las que ya no se transmitía. “Si transmitimos” dijo, “pero no en forma continua, hacemos informes cada vez que hay algo importante y si no, con un resumen cada media hora”.
Le insistimos con que en realidad no transmiten como antes y el periodista, más cortante que simpático nos dijo: “yo cumplo instrucciones de la dirección de la radio, pueden preguntar ahí”.
Lo curioso de la sesión de ayer fue que, al menos dos concejales dijeron con énfasis “… para que le quede claro a la gente que nos escucha…” ó “para quienes nos están escuchando”. Los concejales parecen no estar enterados que las sesiones ya no se transmiten en directo.
Un Concejo “planchado”
El “calor” y “pasiones políticas” que se veían en las sesiones hasta el año pasado contrastan con el “frio” reinante en la nueva composición, salvo alguna que otra “chispa aislada” que eventualmente salta del rescoldo legislativo actual.
El Concejo que asumió en diciembre pasado tiene 14 concejales nuevos y 7 que repiten mandato.
La cuarta sesión del año que se cumplió este último miércoles fue el letargo por antonomasia. Como si los concejales todavía no hubieran despertado a la gestión.
Un conato de paro de los empleados complicó el inicio, hasta que se firmó un acta acuerdo para que cobren el primer porcentaje del acuerdo paritario.
No hubo homenajes ni manifestaciones, esa parte de la sesión donde hablan para opinar de la actualidad de la ciudad y en 10 minutos, el presidente Matías Cánepa, tenía a los concejales tratando el temario principal.
Ningún concejal tenía ayer nada para decir de la ciudad. Casi la “perfección”.
Hubo un debate interesante al principio y al final para tratar proyectos que buscan normalizar la designación del Defensor del Pueblo en base a la Ordenanza vigente y después una siesta legislativa al compás del tono monocorde de David Leiva presidiendo: “se va a votar, los que estén por la negativa, sírvanse levantar la mano; aprobado”; se va a votar… aprobado…” y así indefinida e interminablemente……
Lamentamos comunicarles que de ahora en más, señores concejales, son parte de una modorra endógena y plúmbea: la radio ya no transmite, nadie, excepto por medios con efecto tardío, nadie se va a enterar en el momento de lo que dijeron, propusieron o denunciaron en la sesión, excepto síntesis voluntariosas.
Pero este miércoles quedó, por otra parte, la sensación de que el Concejo Deliberante está envuelto en una estrategia de silencio, llamado a un protagonismo vacío, a que nadie se entere de modo total, completo si lo desea, qué es lo que se discute, se critica o se denuncia.
La duda, es si los concejales son parte de la estrategia de silencio, solo alterada por al menos dos ampulosas notas en algún diario local o se darán cuenta de que van a pasar sin pena, ni gloria; sin que nadie los escuche.
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