Opinión

AnálisisLa vieja guardia peronista volvió a la Casa Rosada para reunirse con Mauricio Macri y Marcos Peña

Por Silvia Mercado

El lunes, Miguel Ángel Toma almorzó con el jefe de Gabinete. El Presidente se reunió con Alberto Pierri. El dilema es si Cambiemos tiene que sacar «un conejo de la galera» o no

Creer o reventar, la vieja política no ha muerto en la Casa Rosada. No solo Mauricio Macri sino hasta el mismísimo Marcos Peña vienen escuchando a dirigentes que hace mucho tiempo no ingresaban por la explanada de la avenida Rivadavia para subir por la escalera de mullida alfombra que lleva al primer piso, donde tienen sus oficinas los principales funcionarios del Gobierno.

El lunes, sin ir más lejos, el ex titular de la SIDE e histórico dirigente del peronismo porteño, Miguel Ángel Toma, almorzó con el jefe de Gabinete en su despacho. Parece que quería saber cómo estaba viendo al Presidente y, sobre todo, si veía posible la conformación de una coalición con el peronismo antes de las elecciones, o para la segunda vuelta o -finalmente- una integración del Gabinete.

Toma es algo así como el padre político de Cristian Ritondo, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, con quien sigue manteniendo un vínculo sólido. Pero nunca había sido escuchado por Peña, un funcionario que suele despreciar a quienes trajinan la política desde los tiempos en que no había celulares ni redes sociales.

Pero más sorprende, todavía, la visita que el ex presidente de la Cámara de Diputados, Alberto Pierri, le hizo a Mauricio Macri. Infobae pudo saber que tienen un vínculo de hace varias décadas, y que el Presidente siempre le tuvo afecto, pero nunca se interesó en escuchar sus consejos para una buena gestión de Gobierno. Resultó que Pierri y Macri se vieron en las últimas semanas varias veces y que, en todos los casos, fue consultado acerca de qué era lo más conveniente para lograr la reelección con un kirchnerismo desafiante y un panorama declinante en las encuestas.

Trascendió, además, que Macri volvió a las largas conversaciones con el embajador argentino en España, Ramón Puerta, un viejo amigo de la universidad. Y que, a pesar de que está un poco enojado con Carlos Grosso porque habría sido el impulsor de que María Eugenia Vidal lo acompañe en la fórmula como candidata a vice, el Presidente sigue atento a las propuestas para «sacar un conejo de la galera» a la hora de presentar la fórmula ante la justicia electoral el 22 de junio.

Miembros de la mesa chica del Gobierno aseguran que no forma parte de la cultura del PRO la salida de una encerrona con un truco de último momento. Por lo menos, no es el método de Peña/Horacio Rodríguez Larreta/María Eugenia Vidal, un grupo que se destaca por encarar planes a largo plazo que se ejecutan a diario y obsesivamente. Macri, en cambio, tomó decisiones intempestivas contra la opinión de su entorno, como sucedió cuando anunció la ampliación del préstamo del FMI sin tenerlo cerrado con Christine Lagarde.

Tampoco habló con Peña la decisión de llevar a Gabriela Michetti como candidata a vicepresidenta, que tomó a horas de inscribir la fórmula en la justicia. Fue una decisión en la que pesó su por entonces influyente amigo Nicky Caputo, que a partir de que fue electo Presidente, no volvió a entrar más en el mundo político de Macri.

Hoy por hoy, la voluntad del PRO es que la fórmula salga de sus propias filas, preferentemente una mujer, no solo porque genera más empatía con el electorado sino porque consideran que «las mujeres son más leales». En ese caso, podría ser la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, o la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. O reelegir Michetti. Aunque no habría que descartar que la mesa chica del Gobierno prefiera evitar la aparición de un nuevo competidor para el 2023.

Por lo que se sabe, la vicepresidenta le transmitió a Macri la tranquilidad de que ella está dispuesta a no reelegir si el Presidente considera necesario abrir la fórmula a cualquier otra opción. «Lo lógico sería que muestres una apertura política y la considero una gran idea», le dijo. Cerca de Michetti imaginan que su lugar será ocupado por algún dirigente radical que mantenga un buen vínculo con Macri, «o alguien tal vez no muy conocido pero que puede sumar mucho a fortalecer la institucionalidad de la vicepresidencia».

Fuente Infobae

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