La Ordenanza aprobada por el Concejo Deliberante se sustenta en la nocividad de estos elementos por su potencial sonoro y explosivo.
La venta y manipulación de bombas de estruendo y otros fuegos artificiales similares quedó prohibida en la capital salteña. La ordenanza que aprobaron los concejales se sustenta en la nocividad de estos elementos por su potencial sonoro y explosivo.
En diálogo con LA GACETA, la concejal Socorro Villamayor explicó que el principal factor de riesgo que presentan estos elementos son las lesiones auditivas que pueden generar en personas y animales.
La concejala también explicó que esta ordenanza no terminará solamente en la prohibición de los elementos pirotécnicos: la iniciativa también estipula que el municipio desarrolle una campaña de concientización para fomentar la no utilización de esos productos.
Por su parte, el autor del proyecto, Matías Canepa, enfatizó: «Los más perjudicados son los niños con autismo, las mascotas, y las personas con enfermedades nerviosas. La eliminación de las bombas de estruendo es el primer paso ya que producen una gran contaminación sonora y graves problemas a la salud».
La Secretaria de Control Comercial funcionará como órgano de aplicación y será la encargada de controlar el cumplimiento de la normativa.
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