Opinión

Entre prisas y pausasLa dura y larga tarea de reconstruir, aquí y allá

Juan Manuel Urtubey

Urtubey es un animal político y reaccionó como tal. Tras el primer shock, recurrió a sus instintos.

Arañó y buscó hasta el cansancio las hendijas que le permitan ver algo de luz. Se sacudió la derrota de Salta y curó algunas heridas con lo impuesto en los manuales es decir maquillaje político:  renuncia a su responsabilidad partidaria y solicitud de  renuncia a todo su gabinete.

Con lo primero, tal cual ordena el manual, todo quedó igual, pero hubo fuegos artificiales y se paró nuevamente en el escenario.

Las renuncias de funcionarios aún es materia de análisis, aunque sí habrá varios pesos pesados que dejarán el ring. Urtubey no puede darse el lujo de rifar los dos últimos años de gobierno. Debe sacudir los sillones de tantos funcionarios acostumbrados a la modorra del poder y la inercia de la ineficiencia inconsecuente. O encarrila su gestión hacia la eficacia o resigna gestar un sucesor, peor aún,  su aspiración presidencial.

Mientras tanto la oposición salteña ante los fuegos artificiales terminó por convertirse solo en  mero espectador del show. Con menos luces y aplausos, la escena es nuevamente de Urtubey.

Muy poco después de las seis de la tarde del 22 de octubre, el presidente del PJ salteño felicitó a Macri y a Martín Grande:  les dio el crédito del triunfo en Salta.

Dos mensajes en uno: para Salta, sus rivales eran el presidente y el ahora diputado nacional electo.  Para el país mostró a un peronista tolerante, democráticamente respetuoso, la contracara de Cristina Kirchner, donde hoy quiere estar parado.

El avasallante triunfo de Cambiemos en gran parte del país terminó, con el correr de los días, por licuar los primeros intragables carozos del impacto de una derrota en su provincia para un presidenciable.

Urtubey es un seductor político por naturaleza y está montado en un momento en el que el país –lo tiene muy bien medido – reclama esa cuota  de racionalidad en los vínculos políticos, que el kirchnerismo le negó a la Patria, hasta el extremo de que bajo ese  liderazgo mesiánico, fanático, conflictivo, frontal y desmesurado CFK, se negó a entregar los atributos de mando a Mauricio  Macri.

El último fin de semana Urtubey puso la vara muy alta. Se ubicó como un perdidoso electoral, pero  conforme y satisfecho, como cuando el equipo jugó bien, pero perdió.  Vendrán otras oportunidades, otros campeonatos, diría el técnico.

Perdió, pero no salió de la escena que lo ubica en un campo en el que hoy prevalece la sintonía de Cambiemos, orientada a pulverizar la grieta machacona y perversa, que al calor de algunos números de la economía, solo conservan unos pocos fundamentalistas K cuya prédica va adquiriendo cada vez un sesgo más marginal. El resto del peronismo, de a poco, toma la senda de la tolerancia y el diálogo, exhausto de peleas internas y externas perdidosas.

Los dichos de Urtubey del domingo último no son casuales.

Un gobernador que perdió, asume una insospechada cuota de madurez viniendo de un peronista y sus definiciones, por el estilo, la forma, la oportunidad, suenan a la música que Cambiemos quiere ejecutar y un alto porcentaje de argentinos   desea oír, porque sencillamente la grieta comienza a cansar en profundidad.

Las cámaras, las luces, los micrófonos, lo buscaron este lunes para pedir su opinión, tras el mensaje del presidente Macri en el que anunció una serie de reformas para el Estado, pero también para que explique exactamente qué quiso decir, cuando el domingo pasado habló con radios de Buenos Aires y expresó que «es bueno tener un presidente fortalecido, es una oportunidad para discutir acerca de cuestiones estructurales y que posiblemente incorpore gente de Cambiemos a su gabinete.

La reconstrucción política de Urtubey intenta desde un resultado electoral adverso, desde una provincia cuyo peso electoral tiene un impacto muy bajo, mostrar un peronismo componedor y dispuesto a erigirse en una oposición sana, responsable, constructiva. En definitiva, música para el gobierno de Macri, mal que les pese a los peronistas macristas de Salta que esperaban ver caer la guillotina nacional con el golpe final sobre el cuello del gobernador de Salta.

Urtubey, no es todo el peronismo, pero hoy y ahora encarna el peronismo que Macri necesita para esta etapa en la que quiere demostrar a la sociedad que la convivencia entre oficialismo y oposición no debe solo transitar por una pugna estéril y desgastante.

Además el gobernador de Salta no está dispuesto a pagar el costo que en los próximos dos años le podría implicar una lejanía ocasional con el poder central, que le implique otra dura gestión por fondos, programas y asistencias diversas, que pondrían en riesgo innecesario su gestión.

La escena nacional no está vedada para Urtubey. Todo lo contrario.

Pero las cosas en Salta tienen otras aristas y dudas. El fantasma de los terceros mandatos hizo lo suyo en las últimas elecciones y tras la derrota sembró miedo. Peor aún son los últimos dos años de esos terceros mandatos. Urtubey lo sabe muy bien, porque sobre esa endeblez catapultó su llegada al Grand Bourg en 2007.

¿Con cuál de los Cambiemos de Salta acordaría Juan Manuel Urtubey la llegada al gabinete provincial de ese sector? ¿Y a quién de los tantos Cambiemos llevaría Urtubey a su gabinete? ¿Quién estaría dispuesto a inmolarse en nombre de un gobierno nacional que parece exitoso, en medio de una gestión que ofrece flancos débiles en varias áreas?- ¿Qué va a decir el oficialismo legislativo con el Indio Godoy a la cabeza sobre esta curiosa “alianza” con Cambiemos que el gobernador propone para gobernar sus dos últimos años? ¿Esta posibilidad incluye sugerir que Cambiemos- PAIS presida la Cámara de Diputados? ¿Qué rol juega el “romerismo” puro en este probable acuerdo? ¿Es una forma de dejar la Provincia servida a quien Macri considere más idóneo y capaz para Gobernar?

Los fantasmas ahora asustan a propios y extraños. La pregunta que retumba en algunas cabezas aturdidas en ambas orillas del río provincial es ¿ Es solo una idea de Urtubey o esto se incubó en la Casa Rosada?

 

Redacción: Cadena365.com

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