Opinión

AnálisisLa dirigencia rural argentina: su proyección en nuestro país

Dr. Roberto Ibarguren Zorreguieta*

La  intervención y gestión pública de la dirigencia empresarial en la Argentina, nunca hasta el presente llegó a alcanzar un nivel adecuado y eficaz dentro del marco de la actividad del país, y la rural, con mucho mayor medida, no obstante la importancia socio-económica del agro argentino en el desarrollo de la Nación.

En las décadas del 70’ y del 80’ como profesional del Ministerio de Agricultura, Ganadería, y Pesca, y como ex-experto senior del Inta, tuve la oportunidad y convicción de invitar en aquel entonces al Presidente de la Federación Agraria Argentina, FAA, D. Humberto Volando, en ocasión de dirigir el Servicio Agrario Internacional, y proponerle al resto de las Entidades Agropecuarias, SRA, CRA, y  CONINAGRO, algunos elementos de política para adecuar y enriquecer los vínculos del campo argentino con el mundo rural exterior, y el de la comercialización de alimentos.

Ya en aquel tiempo, estas cuatro valiosas entidades tenían a su cargo la representatividad y defensa del sector ante los organismos nacionales. Ello no involucraba que no siempre se pusieran de acuerdo, y hasta a veces se enfrentaban especialmente con la FAA, hasta por cuestiones banales de índole política.

Efectivamente, y no como ahora, la FAA no participaba habitualmente de las reuniones del sector rural con el Gobierno Nacional. Este marco original de interrelacionamiento de las entidades rurales se mantiene en general hasta el presente, ya entrado el Siglo XXI. Ello les resta fuerza y efectividad ante los innumerables problemas que nuestro productores rurales deben sortear diariamente para cumplir los propósitos de sus estratégicas actividades productivas y económicas.

Al respecto, luego en funciones ante el Gobierno Australiano y su sector rural, advertí que idéntico comportamiento se cumplía en ese país tan parecido a la Argentina en algunos aspectos. La desunión de sus organizaciones rurales, les restaba fuerzas y representatividad en esa nación, y en el comercio alimentario internacional. En la década del 80’, ante la crítica situación, terminaron por unirse todas las organizaciones rurales australianas, en la creada National Farmers Federation, NFF (Federación Nacional de Agricultores). Ello, por un lado. Por otro, decidieron instar a muchos de sus representativos más capaces a presentarse políticamente en calidad de candidatos a diputaciones y senadurías, no solamente dentro del orden federal, sino incluyendo a los propios Estados o Provincias.

Tal estrategia adecuada, realista, les produjo un cambio substancial en toda la participación y manejo de la administración pública, para equilibrar y defender mejor a la totalidad del campo australiano, importante productor mundial de alimentos y competidor de la Argentina. Sintetizando, cambió fundamentalmente el manejo de la cosa pública en la arena política de ese país desarrollado. Al mismo tiempo, y sin perjuicio, continuaron existiendo la Wheat Board (Junta de Trigo), la Meat Board (Junta de Carnes), y muchas otras de ya eficiente conducción, pero nunca como organizaciones estatales, sino como entidades absolutamente públicas privadas, muy bien vinculadas con el gobierno.

En lo que respecta a nuestro país, ya es hora de que nuestras valiosas organizaciones rurales desde hace tiempo ya unidas, se re organizaren como lo hicieron sus colegas australianas, uniéndose en una sola organización nacional, para lograr modificar el permanente negativo y destructivo intervencionismo gubernamental ejercido en sus actividades, no sin ello con falta de cooperación para con las políticas de crecimiento y desarrollo productivo y comercializador. En consecuencia, en la Mesa del Campo, integrada por la SRA, CRA, FAA, y CONINAGRO, deberían decidir analizar de inmediato su unión y fusión, conservando individualidades, en una sola entidad rural nacional, una suerte de FEDERACION NACIONAL DE PRODUCTORES RURALES ARGENTINOS, FNPRA, e integrarse nuevamente en la organización existente de la agroindustria, integrada por 60 entidades. Ello permitiría acordar energías y concentración de esfuerzos para lograr la implementación de políticas adecuadas para el CAMPO, la INDUSTRIA ALIMENTARIA, y las EXPORTACIONES. El CONSEJO AGROINDUSTRIAL ARGENTINO, CAA conformado en 2020, se constituiría así en un formidable organismo empresarial  que nuestro país demanda indiscutiblemente.

 *El autor es exProfesor e Investigador Asociado, Universidades Nacional de La Plata, y Católica de Salta,  Graduado en las Universidades de Cuyo y de Córdoba.

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