El presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el cardenal Reinhard Marx, pidió perdón a las víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica alemana después de que un informe constatara que fueron prácticas ampliamente extendidas durante décadas en la institución.
De acuerdo con el informe, encargado por la Conferencia Episcopal alemana, se contabilizaron por lo menos los casos de 3.677 menores de edad víctimas de abusos por parte de 1.670 religiosos. «Durante demasiado tiempo, en la Iglesia se negaron abusos, se encubrieron abusos y se miró hacia otro lado. Por este fracaso y por todo el dolor causado, pido perdón», declaró el religioso, según informó Perfil.
El documento de Alemania, cuyo contenido fue filtrado a la prensa a mediados de septiembre, reconocía que al menos 3.677 víctimas entre 1946 y 2014, en su mayoría niños menores de 13 años, sufrieron abusos perpetrados por unos 1.670 clérigos.
«Se debe decir bien claro: el abuso sexual es un delito. Los culpables deben ser castigados. Esto no puede quedarse sin consecuencias, los afectados tienen derecho a que se haga justicia», agregó a renglón seguido hoy desde la ciudad alemana de Fulda. Marx también reconoció que, durante años, las instituciones eclesiásticas no escucharon a quienes sufrieron abusos. «Hemos prestado poca, cuando no ninguna, atención a las víctimas, las hemos descuidado», llegó a decir en un momento de su intervención. «Muchas personas ya no confían en nosotros y lo entiendo», subrayó.
El cardenal expresó sus disculpas públicas el mismo día en el que, acompañado por varios expertos, presentó oficialmente un estudio sobre los casos de abuso sexual a menores registrados en la Iglesia alemana entre 1946 y 2014, cuyos resultados ya habían sido avanzados días atrás por medios alemanes.
«Desde 2010 nos comprometimos a tomar medidas y fijar a las víctimas como prioridad para evitar otras víctimas. Me pregunto, ¿es suficiente lo que hacemos? No, no es suficiente. Tenemos que escuchar a las víctimas, entenderlas y después asumir las consecuencias», sentenció, aunque se mostró reacio a que organismos estatales asuman la investigación de este tipo de casos, prefiriendo que se sigan abordando desde dentro de la Iglesia.
El máximo responsable del informe, el catedrático de psiquiatría forense Harald Dressing, recalcó a la agencia alemana dpa que el tema de los abusos todavía no estaba superado en el seno de la Iglesia y alertó que a día de hoy «el riesgo persiste».
Entre las razones que explicarían la comisión de estos delitos durante tantos años, Dressing citó el pronunciado abuso de poder de la Iglesia, la obligación de los sacerdotes al celibato o el «tratamiento problemático» de la sexualidad, especialmente de la homosexualidad, dentro de la institución. «Si la Iglesia quiere superar realmente este tema de los abusos a menores, debería ocuparse de estos asuntos en el futuro con seriedad y sin miedo a los cambios», aseguró.
Los detractores del informe critican que no refleja la dimensión de los abusos sistemáticos debido a que los autores no tuvieron acceso a los documentos originales guardados en archivos eclesiásticos. Asimismo, denunciaron que faltan declaraciones de víctimas y que se destruyeron documentos antes de comenzar el estudio. En estudio tampoco revela el nombre de ningún religioso que se vio envuelto en casos de abusos ni especifica cifras por obispado, sino que los datos se presentan de forma global.
Ante la magnitud del fenómeno, el pontífice argentino convocó para febrero del 2019 en el Vaticano a los presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo para elaborar las medidas para «proteger a los menores» dentro de la institución.
El papa Francisco aseguró este martes que hay una mayor conciencia sobre el fenómeno de los abusos sexuales dentro de la Iglesia, y afirmó que no le temblará el pulso para negar la gracia a todo cura condenado por ello. «Es cierto que la Iglesia está bajo acusación, todos lo sabemos, conocemos las estadísticas», reconoció el papa argentino ante los periodistas que lo acompañaban a bordo del avión que lo llevó desde Estonia a Roma. «Si sólo un sacerdote ha abusado de un niño, es algo monstruoso», insistió.
«Entiendo que los jóvenes estén escandalizados por esa corrupción», dijo el pontífice, quien se reunió con jóvenes de Estonia para hablar de esos temas. «Ellos saben que eso sucede en todas partes», admitió, «pero dentro de la Iglesia es más escandaloso, porque debe conducir a los niños a Dios y no hacia la destrucción», dijo. Sin embargo, interrogado sobre el informe presentado por la iglesia de Alemania, el papa no quiso hacer ningún comentario y prefirió hablar sobre el viaje de cuatro días a los países bálticos que acaba de concluir.
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