Policiales

Abusos en la Iglesia Investigan una red de trata por las denuncias de abuso

Los casos contra el cura Balbi involucran ahora a más personas. El caso ya está en la Justicia Federal, que allanó el hospital de J.V.González,

Las denuncias de abuso sexual contra el cura Balbi finalmente llegaron a la Justicia. El caso está en el fuero federal, ya que se investiga una red de trata que salpica a otros antiguos habitantes de Joaquín V. González. Siguiendo esta línea, durante la tarde de ayer Gendarmería allanó el hospital del pueblo anteño tal cual adelantó este medio a través de una transmisión en vivo.

Las primeras denuncias de abuso contra el cura, publicadas por este medio, tomaron una mayor dimensión luego de una carta anónima que llegó a El Tribuno. El escrito pone en duda algunas muertes sucedidas en la década del 80 en González, e involucra a más personas en los abusos denunciados, tejiendo una red de complicidad y de trata de personas. Un médico, un farmacéutico y otros pobladores del pueblo habrían actuado en los abusos de manera directa o indirecta. 

Si bien las primeras noticias no tuvieron repercusión alguna ni en la iglesia ni en la Justicia, luego de tomar conocimiento de estas denuncias que agravaron el panorama, el arzobispo Mario Cargnello derivó el caso a la Justicia Federal. El fiscal Eduardo Villalba, frente a la Fiscalía Federal Nº 2, recibió a los abogados eclesiásticos y actúa en el caso.

Eduardo Abel Balbi ejerció el sacerdocio entre 1983 y 1991 en Joaquín V. González, mientras que luego fue trasladado a la capital, más precisamente a Villa Primavera, hasta 2001. Este matutino pudo recoger testimonios en ambos destinos, donde se lo acusa de incontables abusos a adolescentes. Posteriormente fue capellán del hospital San Bernardo y luego viajó a Estados Unidos en los últimos años, donde estuvo a cargo de un templo. 

Las nuevas acusaciones contra el polémico sacerdote reafirman las anteriores denuncias de abuso sexual y plantean otras. Diferentes testimonios ya publicados apuntaron a “dádivas” que el sacerdote ofrecía a los adolescentes, como regalos, dinero y alcohol a cambio de sexo. La carta agregó que en aquellas “reuniones”, se empastillaba a los jóvenes con drogas que eran facilitadas por un farmacéutico, y que incluso algunos eran golpeados, por lo que varios de ellos llegaban en malas condiciones al hospital local. En el nosocomio Balbi habría contado con ayuda de un reconocido médico, que no dejaba constancia del estado en el que llegaban los adolescentes, o desvirtuaba la información médica. 

Con los diferentes testimonios, ayer por la tarde y durante dos horas Gendarmería allanó el hospital local y secuestró expedientes. 

Algunos sucesos relatados en la denuncia anónima de cinco hojas pudieron ser confirmados. Como la mala relación entre el sacerdote y varios habitantes del pueblo, que llegaron hasta juicios civiles. Pero además se apunta a otros cómplices que habrían actuado como amedrentadores del cura ante cualquier intento de denuncia de los vecinos. Entre los amenazados figuran las monjas de María Auxiliadora, quienes ante las constantes amenazas sufridas habrían abandonado el pueblo. Las denuncias por acoso y amenazas contra las religiosas quedaron incluso registradas a partir de una solicitada publicada por El Tribuno en 1985.

La historia que ahora intenta recuperar la Justicia Federal en el pueblo de Anta es de la época posterior a la dictadura militar. Coyuntura que habría marcado el silencio y la impunidad que guardaron los hechos ahora denunciados. Entre quienes habrían sido los amedrentadores del sacerdote se señalan a personas que hoy están condenadas por delitos de Lesa Humanidad. 

Avisos a la iglesia
 
“La Iglesia tiene en su poder cartas y confesiones de vecinos denunciantes durante tantos años a Blanchoud y los curas que le siguieron”, advierte la denuncia refiriéndose al fallecido arzobispo Moisés Julio Blanchoud, quien estuvo al frente de la institución religiosa local entre 1984 y 1999. Las versiones de denuncias ante la iglesia también se replicaron en Villa Primavera, donde se señala que una integrante de la Acción Católica denunció al sacerdote, proceso eclesiástico que no habría llegado lejos. Sin embargo, estas denuncias no pueden ser confirmadas, ya que en aquellos años no existía aún el Tribunal Eclesiástico local, que comenzó a funcionar el año pasado a cargo del sacerdote Loyola Pinto y de Sancristóval. Por lo que, si existió alguna denuncia, fue ante el Tribunal de Tucumán, que tenía a cargo cualquier proceso eclesiástico que sucediera en Salta. Incluso si hubo algún proceso interno en la Iglesia de aquella época sería difícil acceder a la información, ya que solo se da a conocer en “casos concluídos”, es decir con sentencias.

Balbi fue un reconocido sacerdote que contó con buenos contactos, organizó asambleas políticas en J. V. González y fue íntimo amigo del sacerdote Ernesto Martearena. Fue la persona con la que cenó el histórico sacerdote antes de ser asesi    nado. 

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