Los limites visibles y públicos de la política salteña parecen haberse corrido a las fronteras mismas de la desvergüenza.
Este miércoles, en un acto encabezado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner en Rosario, Santa Fe, como parte del cierre de campaña de la fórmula presidencial del Frente de Todos, se llevó a cabo la firma de un «Acuerdo Compromiso» para la industrialización y el trabajo.
Este documento fue firmado por Sergio Leavy quien fue presentado de manera oficial como el «candidato a gobernador por Salta» del Frente, según se desprende de la gacetilla difundida a los medios. Leavy es también precandidato a senador nacional, por lo que de ganar la senaduría, renunciaría inmediatamente a la misma para buscar también la gobernación y cedería su lugar en la Cámara Alta a su suplente: José Vilariño.
¿Para qué se presenta entonces? Es la primera pregunta que surge en un electorado que pensaba que su capacidad de asombro había llegado a su límite máximo.
Cuando parecía que todo estaba visto en la política salteña, un nuevo capítulo de manipulación y especulaciones espurias aparece nadando en el agua de los peores vicios y mezquindades personales.
¿Por qué si sabe de antemano que no asumiría como senador y que lo dejará a Vilariño en la banca, no es éste el que asuma la responsabilidad de la candidatura? Es la segunda y elemental de las preguntas que se hace el electorado.
Según definen algunos peronistas de Salta a la situación “En el frente kirchnerista salteño solo se acatan órdenes, ni se piensa, ni se discute”.
Nadie duda en Salta en este momento de que los candidatos K locales solo van colgados del vestido de Cristina Kirchner y llegarán hasta donde el empuje de ella les permita llegar. No hay liderazgo local, ni impronta ni decisiones propias. Solo se acatan órdenes desde Buenos Aires y se actúa en consecuencia. Vilariño lo definió hace poco tiempo para chicanear a Javier David: “Esto es una franquicia”. No más palabras. No hay ideas propias, ni discusiones, ni pensamiento crítico: Es un ejército donde se reciben órdenes y estas se acatan.
Esto quizás explique que este miércoles en Rosario, Cristina haya decidido blanquear definitivamente la doble candidatura de Leavy, aún y a pesar de él, ya que a pocas horas de los comicios de las PASO, lo obliga a blanquear que este domingo pedirá a los salteños que lo voten para senador nacional, cargo que ya avisó que no asumirá.
La nueva pregunta que cabe ante esto es ¿Cómo hará Leavy si llegara a gobernador de la provincia para defender a los salteños con este nivel de genuflexión, falta de independencia y liderazgo propio ante un supuesto futuro gobierno K que afectara los intereses de Salta?.
Definitivamente los límites de la política salteña se han corrido hasta las fronteras de la desvergüenza.
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