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Gimnasia y Tiro perdió con Cipolletti en Río Negro

El albo arrancó dormido y en dos minutos sucumbió en una pelota parada de Cipolletti. Los de Botella están obligados a ganar por al menos dos goles de diferencia el miércoles en el Gigante del Norte.

Gimnasia se durmió dos minutos y lo pagó más caro de lo imaginado, en su derrota por 1 a 0 a manos de Cipolletti, en Río Negro, por la ida de los cuartos de final, resultado que lo obliga a ganar por al menos dos goles de diferencia en la revancha para pasar de fase, según publicó El Tribuno.

El albo arrancó dormido los primeros minutos y le costó mucho asentarse en el campo y adaptarse a la cancha rápida y al ritmo vertiginoso que le ofrecía un rival volcado a la ofensiva, y al césped sintético.

Para colmo, en el primer balón detenido a favor del local, los defensores perdieron la marca del goleador Lucas Farías, que se elevó más alto que todos en el área tras un centro preciso y de cabeza infló los piolines, en 2 minutos de juego.

El albo arrancaba con una empresa que se le hacía cuesta arriba casi desde el vestuario con el agravante de que no podía hacer pie y que debió soportar los embates de su contrincante. Recién promediando los 30 minutos, la visita comenzó a pisar con mayor firmeza el atípico suelo y a mostrar sus primeros esbozos de reacción; sin embargo, sus intentonas carecían de claridad y recién arrimó con peligro a los dominios del arquero Alasia en los minutos finales: a los 42’, tras centro rasante de Cazula, el remate de Amieva terminó sofocado con un despeje en la línea de un zaguero.

Fiel a su tendencia en el pentagonal, Gimnasia pagaba muy caro aquel error defensivo en el amanecer del juego, pero no era ampliamente dominado por el rival en la primera parte.

Al minuto del complemento, Alasia salvó con el pie lo que era el empate de Amieva y desnudaba una mejor actitud y juego del albo. Pero si bien en el período final fue Gimnasia el que monopolizó la tenencia del balón y el que más intentó dada su urgencia, sus fórmulas se tornaban repetitivas y carecían de peso en los metros finales.

A los 29, fue Sand el que evitó que la diferencia en contra sea mayor con una buena tapada a Farías. Pero el albo se fue diluyendo con el correr de los minutos, y mucho más aún tras la expulsión a Fabio Giménez (34’). Y se desenfocó con el clima espeso, luego de que Young, por protestar en el banco, también viera la roja de manera infantil, como su compañero. Así, todo se hizo más cuesta arriba hasta el epílogo, pese a las intenciones francas de un Gimnasia que arrancó impávido y reaccionó después.

 

 

 

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