El equipo de Russo le ganó 2 a 1 al de Medina con goles de Villa y Tevez, uno en cada tiempo. Descontó Valoyes. Quedó a tres puntos del líder.
Boca ganó un partido bravo, caliente, de esos que se necesitan para convencerse de que el torneo se puede pelear hasta el final contra River, ese líder que estaba a seis puntos antes del inicio del juego pero que terminó a un partido de distancia la noche del domingo. Al cabo, con actitud e intensidad, con señales positivas en este nuevo ciclo de Miguel Russo y también con algo de sufrimiento, se llevó de Córdoba algo que no tenía desde hacía 29 años: una victoria contra Talleres. ¿Le alcanzará para luchar hasta el final contra Gallardo y compañía? Con las ganas y pasión con las que jugó seguro estará más cerca de lograrlo.
En la primera etapa hubo un solo equipo metido, atento, concentrado en su objetivo. La actitud, el coraje en cada pelota dividida quedó clara ante la multitud del Kempes y siempre fue del mismo lado: el de Boca. En este nuevo diseño, con los mismos apellidos pero con retoques que empiezan a describir la idea de Miguel Russo. Ya no existe el doble cinco que tenía como sello Gustavo Alfaro. Ahí, en el medio, solo se mueve Campuzano. Riesgo y apuesta, sí. Pero el colombiano mostró que puede moverse ahí para recuperar la pelota pero también para distribuir. Con ese eje, las alas que desplegó Boca en Córdoba siempre pensaron primero en el ataque y luego en el retroceso. Otro enfoque novedoso respecto de la versión 2019. Por las bandas volaron Salvio y Villa para ese golazo de contra que inició Marcos Díaz y que definió el colombiano, pero además fueron las explosiones ofensivas. Es que Boca, parece al menos en estos primeros juegos, no elabora: solo ataca. Y eso ocurre más allá de las buenas intenciones de Guillermo Pol Fernández, quien debería funcionar como el nexo entre las líneas pero que en ese primer tiempo solo se mostró como un espectador por el centro.
Es cierto: tanto Tevez como Soldano se sacrificaron, se desgastaron e incluso fueron referencia para que los extremos pudieran recibir desde las bandas y cerrarse. Pero como hombres de ataque no tuvieron chances de gol. Al cabo, la falta de elaboración se vio reflejado en esa faceta también.
Otra de las diferencias con respecto al Boca del año pasado fue la decisión de no retroceder con la ventaja. En tiempos de Gustavo Alfaro el 1 a 0 encendía un interruptor de refugiarse cerca de su área. Pero después del tanto de Villa, el conjunto de Miguel Russo insistió en su búsqueda ofensiva. Por momentos desordenada y poco precisa, pero al menos con una intención latente de ir por más y no descansar en diferencia mínima.
El local mostró que los problemas defensivos que tuvo ante Defensa y Justicia no fueron una casualidad. Cada vez que Tenaglia o Godoy quisieron dar un paso adelante, lo sufrieron. Y nunca supieron corregir el retroceso, ese en el que Villa supo aprovechar cada espacio que le dejaron y que Marcos Díaz desde el arco identificó como una puñalada constante para intentar lastimar al local. Para colmo, la conexión entre Menéndez y Moreno no anduvo y al equipo cordobés le costó demasiado generar peligro real contra el arco de Boca.
La segunda etapa tuvo a los de Miguel Russo con otra idea. Retrocedió unos pasos pero no como un reflejo para sostener la victoria sino porque había identificado que las contras con espacio eran la mejor manera de dañar. Lo tuvo Villa en una contra que eligió mal el pase a Tevez; luego hizo lo mismo en otra escalada que pedía un toque simple para Salvio y que terminó con la pelota en el palo. Hasta que otra vez el arquero de Boca se dio cuenta que era negocio sacar rápido y no dudó en buscarlo al colombiano para que terminara el Apache definiendo para el 2 a 0.
Boca no quedó diseñado para controlar la pelota desde el juego. Por eso el partido siguió de ida y vuelta pese a que los de Miguel Russo tenían una ventaja clara. El DT local metió cambios:Valo yes y Payero aportaron mucha más claridad en un equipo que no la tenía. Y después del gol del descuento el cierre fue frenético. Villa metió una corrida memorable pero chocó con las manos de Herrera en otra jugada que pedía pase a Tevez. Y Talleres encontró grietas ante la salida de Campuzano, quien hasta el momento estaba preciso. Los últimos minutos fueron de pierna fuerte y pre
Cargando ...
Agregue un Comentario