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Gales del SurFue al hospital por una tos persistente y le amputaron las piernas y una mano

Jayne Carpenter, una enfermera galesa de 51 años, comenzó a toser con una flema extraña en abril de 2016. Pocos días después, le faltaba el aliento y tenía problemas para caminar. Sin embargo, en principio no hizo caso a estos síntomas, y dejó pasar los días.

Lamentablemente, la tos cada vez más tempestuosa se había transformado en una sepsis, y la única manera que tuvieron los médicos de salvarle la vida fue amputándole dos piernas y una mano.

El primero de mayo de ese año 2016, con la persistente tos y cada vez más dificultades para trasladarse, Carpenter decidió visitar a su médico. Él la aconsejó que fuera al centro médico A&E, de la localidad de Merthyr Tydfil, en Gales del Sur, pero en ese momento no tenía idea de que ella estaba atravesando las primeras etapas de una sepsis mortal.

Ese mismo día, sin embargo, la mujer fue diagnosticada con neumonía y una sepsis severa, y fue internada en terapia intensiva. Al parecer, su cuerpo había reaccionado exageradamente a la gripe que tenía Carpetner, y eso produjo la sepsis, una enfermedad que tiene que ver con la respuesta inmunitaria que impone el organismo ante una afección, que libera sustancias químicas en la sangre que desencadenan una inflamación generalizada y, en ocasiones, irreversibles.

Amputar: la única forma de sobrevivir

A medianoche de ese mismo día, la enfermera entró en estado de coma, con fallas en todos sus órganos debido a un shock séptico, según consigna el medio británico Daily Mail.

A medianoche, entró en coma cuando sus órganos comenzaron a fallar debido a un shock séptico. Ella había desarrollado pequeños coágulos sanguíneos que impedían que la sangre circulara por sus dedos, manos, brazos y piernas.

Las siguientes nueve semanas, Carpetner estuvo en coma en lucha por su vida. Los doctores informaron a su esposo, Rob, de 55 años, que su esposa moriría a menos que se le realizaran múltiples amputaciones.

Para salvar la vida de la mujer, los doctores debieron cortarle el brazo izquierdo por debajo del codo, las piernas y cuatro dedos de la mano derecha.

En declaraciones al medio británico, la señora Carpenter dijo: «Esto fue completamente devastador y me cambió la vida. Tener sepsis es algo que nunca podés predecir y puso mi mundo al revés».

«No dejé que me derrote, pero tengo mis momentos oscuros. Tenía tos bastante fuerte y estaba tosiendo flema de color oscuro. Estaba empeorando, pero solo pensé que era un virus. Al día siguiente me desperté, me faltaba el aliento y no podía caminar a ningún lado», relató la enfermera.

Depresión y pedido en GoFundMe

Las amputaciones le produjeron a Carpenter una fuerte depresión, por su incapacidad de realizar tareas que antes eran cotidianas. Incluso varias veces pensó en quitarse la vida. Pero después de varios tratamientos de recuperación, la mujer encontró un objetivo en su vida y recauda fondos para tener un equipo de extremidades artificiales con los que podrá tener más rango de movimiento.

Si bien la mujer se muestra agradecida por sus prótesis actuales, señala a su vez que las mismas restringen sus movimientos. «Hubo tres momentos este año en los que estuve cerca de terminar con mi propia vida, ha sido horrendo -confesó la mujer-. Es como un proceso de duelo, me he afligido por la vida que una vez tuve y la capacidad de hacer muchas de las pequeñas cosas que se dan por sentado, como poder nadar».

«Trato de hacer todo lo que puedo, pero tengo que pedirle a Robert que haga muchas cosas, él sido una verdadera roca en todos estos tiempos», aseguró Carpenter, que también contó que después de la cirugía le dijo a su esposo que podía irse.

«Pero él respondió: ‘Me casé con vos no por tus brazos o piernas, sino porque te amo’. Tratamos de vivir la vida lo más normalmente posible, pero la vida no siempre es la misma que antes», señaló Carpenter.

La enfermera Carpenter ahora ha recaudado 265 mil libras -unos 330 mil dólares- en la plataforma de solicitudes GoFundMe para la cirugía para integrar un par de prótesis de última generación en cada una de sus piernas.

La mujer aseguró que esa intervención «Cambiará por completo mi vida, sin una sombra de duda. Me devolverá mi libertad e independencia. Necesito recuperar algo de la normalidad que la sepsis me quitó ».

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