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Racing lo consiguióFlamengo-Racing: la Academia dio el gran golpe en el Maracaná y eliminó al campeón de la Copa Libertadores

Racing lo consiguió: en una noche inolvidable, festejó en el Maracaná. Empató 1-1 con Flamengo, después de haber estado en ventaja hasta el minuto 93, y luego, desde los once metros, se impuso por 5-3 y se dio el lujo de eliminar al campeón defensor de la Copa Libertadores. El equipo dirigido por Sebastián Beccacece cumplió con creces la difícil misión que le tocaba en el inmenso Maracaná, tras la igualdad 1-1 en el Cilindro de Avellaneda. Y después de sufrir, encontró en los penales el pasaje a los cuartos de final.

Un milagro necesitaba Racing en la primera excursión de su historia al Maracaná. Y un milagro ocurrió en Río de Janeiro. Leonardo Sigali encontró una pelota suelta en el área y, de zurda, marcó el 1 a 0. Fue un milagro que tuvo mucho de corazón, una cuota de suerte y las manos mágicas de Gabriel Arias. Y de angustia: porque cuando todo parecía sellado, el campeón empató y llevó la definición a los penales. Lo del arquero, con el buzo verde a lo Ubaldo Matildo Fillol, fue heroico, como el triunfo que consiguió Racing cuando la noche ya parecía cuesta abajo.

En las últimas semanas, a la par que se cocinaba un espeso clima institucional y se apilaban las derrotas en la copa local, en el plantel creció el convencimiento de que este es un equipo para partidos importantes. El partido de ida ante el último campeón de la Libertadores acrecentó esa idea. «No tengo dudas de que el partido en el Maracaná va a ser el partido más importante de nuestras vidas», dijo Iván Pillud el sábado pasado, el mismo día que se cumplían diez años de su debut en Racing. Marcelo Díaz, que ganó dos Copas de América con Chile, viajó a Río de Janeiro pese a estar recién operado de su rodilla derecha: «La personalidad es todo en estos partidos. Algunos le llaman jerarquía. Este equipo está preparado, tenemos jugadores muy fuertes de la cabeza». Con esa mentalidad jugó Racing, aunque desde el juego la superioridad de Flamengo fue total.

Beccacece lo resumió a su estilo: «A Flamengo hay que jugarle con el corazón». Para Racing era el primer partido de su historia en el Maracaná. Aunque no la primera ante equipos brasileros: hubo 40 cruces, con 11 triunfos, 14 derrotas y 14 empates. El único antecedente con Flamengo, por la Supercopa 92, había sido favorable. En el corto plazo, el historia de los equipos argentinos contra los brasileños en cruces directos por Copa Libertadores es muy favorable: de las últimas 15 eliminatorias, en 10 avanzaron los equipos nacionales. Esta, ante el último campeón, acaso haya sido el mayor batacazo.

A Río de Janeiro viajó el plantel completo, 30 futbolistas, incluidos Mauricio Martínez y Marcelo Díaz, operados de la rodilla hace dos semanas, que subieron al avión con muletas. Ese era el valor que tenía este cruce de Libertadores para la Academia. Sellado el 1 a 1 en el partido de ida en el Cilindro, en el vestuario local había un clima de conformidad, la sensación de un plantel de haber estado a la altura de un choque bravo. Sólo un jugador masticaba bronca. El capitán, Lisandro López. Es que Licha, más allá del gol mal anulado cuando el segundo tiempo recién comenzaba, no pudo concretar ninguna de las tres situaciones claras que tuvo. El ídolo no convierte hace 20 partidos, desde octubre de 2019. Una mala racha que pesa sobre su cabeza, por más que su aporte positivo se hiciera sentir en la cancha y sobre todo en el vestuario. En 2016, ante Atlético Mineiro, Lisandro había jugado un partido excepcional, a caso el mejor en su regreso al club que lo formó, pero no alcanzó: la Academia quedó eliminada en Brasil por un gol de pelota parada sobre el final del partido. Lloró mucho aquella noche Lisandro. Anoche se sacó esa espina.

La lluvia en Río de Janeiro le daba al partido un marco similar al de la ida, en Avellaneda. Pero en el juego no se repitió casi nada de lo que había ocurrido el martes pasado. La Academia salió con el mismo esquema, un 5-3-2 que pretendía llevar al Flamengo hacia las bandas. Pero su actitud fue más pasiva: había mucha distancia entre las camisetas rojinergas y las celestes y blancas. Y el Mengao, con espacio y tiempo para pensar, es un equipo que asusta, incluso si no tiene a sus figuras goleadores Gabriel Barbosa y Pedro.

Más allá de que el ritmo de juego no acompañaba la idea que tenía Beccacece en la previa, el resultado sí. La expectativa era mantenerse en partido. Competir. Para arriesgar recién cuando el reloj apriete. Sobre los 55 minutos, metió mano al esquema, para intentar conectar a Lisandro López y Matías Rojas. Racing buscó pararse 4-4-2, con Fabricio Domínguez y Leonel Miranda como doble cinco. Pero el trámite no cambió demasiado.

Hasta que llegó la expulsión de Rodrigo Caio, por dos faltas similares en mitad de la cancha: la primera sobre Héctor Fertoli y la segunda sobre Lisandro López. De esa falta infantil de Caio, llegó el centro que terminó el gol de Leonardo Sigali. Todo En un minuto parecieron resolverse todos los interrogantes que había acumulado Racing durante más de una hora de juego. Con la ventaja en el resultado y la superioridad numérica en el campo, la Academia salió algunos metros, presionando más arriba, tapando al lanzador, uno de los pocos rasgos clásicos del equipo de Beccacece que se vio en Río de Janeiro. Cuando no faltaba casi nada. Willian Arao ganó en lo alto en un tiro de esquina y a Racing se le paralizó el corazón: 1-1. De inmediato, a levantarse y seguir. Y en los penales, las manos de Arias aparecieron otra vez para cobrarse desquite de Arao; enseguida, Fabricio Domínguez le levantó el arco a Alves. Y la alegría regresó a Avellaneda.

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