Espectáculos

Caroline IngallsEscondió su adicción en el set de La familia Ingalls y lo cuenta en un libro: la madre más querida de la TV

Cerca de cumplir 80, la actriz Karen Grassle publicó sus memorias y no se calla nada. Cómo es el explosivo texto.

Ninguna otra familia lo logró: simbolizar la perfección imposible y aún así mantenerse al aire a 47 años de su aparición, como comodín de canales y plataformas del mundo. Ese fenómeno cándido de La familia Ingalls continúa generando noticias. Ahora es la madre del eterno gorrito con volados y la mirada bondadosa la que rompe con varios mitos a través de una autobiografía. Karen Grassle viene a dar un golpe de mandíbula a todos esos que creían que lo inmaculado de la historia se trasladaba a los actores. Ni santos ni pecadores.

En su libro Bright Lights, Prairie Dust: Reflections on LifeLoss, and Love, mamá Caroline Ingalls no escatima en trapitos sucios. Lucha salarial ante la brecha entre hombres y mujeres, acoso, machismo, adicciones. Lo que los productores de la NBC lograron camuflar por años, ella lo escupe en capítulos, pero con trazo fino. No es venganza. Es liberación.

Una de las primeras confesiones que derriban esa imagen de mujer invencible es su historia personal con el alcohol. Si la señora Ingalls era la imagen del brindis con agua de estanque, Karen era su contracara: «Tenía una dependencia al alcohol heredada de mi padre, que falleció de cirrosis«, escribe. En alguna ocasión llegó al rodaje en estado calamitoso, y peluqueros y maquilladores tuvieron que trabajar para disimular los estragos de la resaca.

Grassle y Michael Landon en una escena de "La familia Ingalls" (Captura de video)Grassle y Michael Landon en una escena de «La familia Ingalls» (Captura de video)

«Estaba medio jubilada y no tenía tantos amigos como en Los Ángeles una vez que me mudé. Todos los recuerdos empezaron a aflorar, entonces comencé a escribirlos», explica sobre la decisión de contar su verdad. «Pensé que tal vez algún día mi hijo estaría interesado en leer todo eso. La verdad es que tuve que bajar la guardia. Soy una persona bastante reservada, así que tenía que estar dispuesta a compartir muchas de mis vulnerabilidades sobre mi familia, mi alcoholismo, las pruebas por las que pasé. Muchas cosas nunca las había hablado públicamente. Fue liberador y me alegro de haberlo hecho», admitió a Fox News.

Mareos, vómitos, falta de equilibrio y de memoria para fijar algunas frases del guión, ojos enrojecidos, no eran una rareza para Grassle los primeros años de la casi década de Little House on the Prairie. El público ni sospechaba.

Una maestra campesina con altos valores morales. Esa era Caroline, Karen Grassle. (Captura de TV)Una maestra campesina con altos valores morales. Esa era Caroline, Karen Grassle. (Captura de TV)

«Me resistí a recibir ayuda durante mucho tiempo. Intenté mantener todo bajo control. No me daba cuenta de hasta qué punto mi problema con el alcohol estaba jugando un papel negativo en mi vida», relata la actriz que el 25 de febrero cumplirá 80.

«Fue mi amigo Toni, a quien conozco desde que teníamos siete años, quien me confrontó y me dijo que necesitaba ayuda. No había forma de que me escapara de él. No podía luchar contra la verdad de lo que me estaba diciendo. Me fui a casa llorando llena de autocompasión. Sentí que todo en mi vida estaba mal y todos se volvían en mi contra. A la mañana siguiente, me desperté y dije: ‘No debo beber nunca más, pase lo que pase’. Pensé que me derrumbaría, que perdería mi trabajo, a mi novio, que nunca volvería a ir a un buen restaurante. ¿Cómo puedes ir a un buen restaurante y no beber? ¿Cómo puedes ir a comer comida mexicana y no tomar una cerveza?».

Las fiestas del detrás de escena eran una pesadilla. «Una vez me tomé una copa de vino. La primera y la única vez que bebí mientras trabajaba, pero se desató el infierno. Cuando volvimos a grabar, yo solo podía pensar en la botella de vino y me preguntaba, ‘¿qué me está pasando? Fui al baño, me lavé la boca, salí a fumar, intenté distraerme como fuera, pero era imposible, mi cabeza me decía ‘agarra esa botella y tómatela toda’. Me puse sobria en 1977″.

Una escena junto a su hija de ficción, Melissa Sue Anderson. (Captura de TV)Una escena junto a su hija de ficción, Melissa Sue Anderson. (Captura de TV)

El vínculo con su marido de ficción (Charles, el protagonista, y además productor de la serie, Michael Landon) estaba lejos de la dulzura y la comprensión que se reflejaba en la historia de ese matrimonio a prueba de desgracias. El clima se tensó cuando la primera temporada resultó demoledora en materia de rating y había que negociar los nuevos contratos.  

«Si estabas en una serie de éxito, era común renegociar en función de la popularidad. Michael no quería darme un aumento», se anima. La tirantez se hizo indisimulable en el set. «Tomé la decisión de ir a trabajar igual, pero fue difícil porque la gente sabía que él estaba molesto conmigo. Y lo demostró de muchas maneras. Así que tuve que pasar por eso. No quería rendirme».

Karen Grassle hoy (Captura de video)Karen Grassle hoy (Captura de video)

La faceta angelical, paternal, sensible y empática del actor que luego protagonizaría Camino al cielo no se trasladaba al backstage. «Comenzó una campaña para tratar de disminuir mi valor. Decidió humillarme mientras hacíamos las escenas en la cama. Esto fue tan horrible para mí, tan insoportable. Solo traté de superarlo. Él hacía terribles bromas sobre la anatomía femenina, hizo que las partes del cuerpo de una mujer sonaran desagradables. Los hombres se reían de sus chistes y yo no podía hacer nada. Ni siquiera teníamos una palabra para acoso sexual».

Para entonces, ella cobraba entre 2.000 y 4.000 dólares por episodio, mientras que él ganaba 175.000. Karen había interpretado textos de Shakespeare y había pasado por Broadway. Su currículum era implacable. «Todos éramos abejas obreras. No había nadie en ese set que holgazaneara. Pasó aproximadamente un año y medio hasta que obtuve un contrato excelente, apropiado para la época. Significó mucho para mí, pero pagué un precio muy alto. Yo solo quería un salario justo».

Amor ejemplar en la ficción, tensión laboral en la vida.real. Michael Landon junto a Karen Grassle. (Captura de video)Amor ejemplar en la ficción, tensión laboral en la vida.real. Michael Landon junto a Karen Grassle. (Captura de video)

Las rispideces se fueron esfumando y Landon -que murió de cáncer de páncreas a los 54- pudo irse en paz con Karen. «Le escribí una carta, mantuvimos una larga conversación telefónica y remendamos el asunto. Sentí que había mucho perdón de ambas partes. Recordamos lo mejor de nuestra relación».

Fugarse de la fama

Su nombre real es Gabriel Tree. Los agentes de Hollywood le aconsejaron otra identidad y solo durante trámites burocráticos recuerda que se llama así. Aunque nació en el norte de California, se mudó a los cinco a Ventura (al noroeste de Los Ángeles en la costa de California) una ciudad que entonces tenía cerca de 20 mil habitantes. Recuerda sus caminatas por las colinas, la playa y el sentirse «siempre segura, tanto que no se cerraban las puertas de casa con llave».

Desde los 6 y hasta los 13 años formó parte de una academia de baile local. Criada en un hogar «amoroso», pero con los problemas del alcoholismo de su padre, buscó consuelo en la iglesia. A los 17 se graduó en la única escuela secundaria en esa ciudad, el Ventura High. Ganó una beca Fulbright para estudiar en Londres, después, regresó a los Estados Unidos y se instaló en Nueva York. Fue entonces cuando su primer matrimonio «descarriló».

Karen Grassle, en una escena de la nueva película que protagoniza, en la que encarna a una abuela con Alzheimer (captura de video)Karen Grassle, en una escena de la nueva película que protagoniza, en la que encarna a una abuela con Alzheimer (captura de video)

El golpe de fama llegó sin elegirlo. No tardó en volverse la madre favorita de la televisión. Inspirada en su propia madre («ella iba descalza y a caballo a la escuela en la que enseñaba, así que esa fuerza y ​​sabiduría le infundí a Caroline») cuando a Karen le ofrecieron el papel, su billetera tenía agujeros y la inconstancia laboral la decepcionaba. Endeudada, refugiada en el alcohol, estaba a punto de abandonar el sueño. De movida, el personaje no la impresionó. «¡Es una mojigata!», pensó la primera vez que leyó el guion. Con el tiempo entendió «el valor agregado, la nobleza que representaba».

Caroline Ingalls, una criatura pulcra, salida como de cuento, atravesó todo tipo de desgracias: vivió la muerte de un hijo y la de un nieto en un incendio, sufrió una infección y estuvo a punto de mutilarse la pierna, movilizó a todo un pueblo para rescatar a su otra hija atrapada en un profundo pozo. Además, tuvo que hacer malabares ante las penurias económicas que llevaron al clan a varias mudanzas.

Muchas mujeres veían a Caroline como una dama que dentro del corset de esos años -fines del siglo XIX- podía ponerse a la par de su marido manejando el arado o permitir que su hija Laura jugara a lo que quisiera sin importar el mandato sobre «los juegos correctos para niñas». Una pequeña semilla feminista «dentro del sistema enquistado de entonces».

Una escena de la recordada Caroline Ingalls (Karen Grassle)Una escena de la recordada Caroline Ingalls (Karen Grassle)

Los primeros días de grabación, pensó que no resistiría ni una semana. El rodaje era en Simi Valley, California, filmaban al aire libre con un calor sofocante, y el atuendo grueso de las mujeres (y unas pesadas botas) las hacía deshidratarse. «El trabajo era físicamente agotador, 12 horas al día bajo luces brillantes en el calor de California. Y tenía que conducir dos horas para llegar y regresar, así que hablé con el productor Kent McCray: me contrató chofer». Para ella fueron en total ocho temporadas.

“Mi primera impresión de Michael fue: ‘Vaya, es muy guapo’. Era tremendamente carismático y fue muy sensible en la lectura que hicimos juntos en mi audición. Después, la gente se me acercaba y me decía: ‘Dios mío, la química que hay entre ustedes dos’. No pensé que las otras personas lo pudieran sentir».

«Hace casi 20 años me mudé a una casa al otro lado de la bahía de San Francisco, a solo dos millas de donde nací. Había vivido en Berkeley cuando era un bebé y siempre había algo que me llamaba de regreso aquí», cuenta con la delicadeza de siempre en su página oficial. Su libro de tapa blanda se consigue a 15 dólares en Amazon (y a 8 en versión digital).

Lectura vía YouTube. Su nuevo pasatiempo favorito, dedicado a sus fans. (Captura TV).Lectura vía YouTube. Su nuevo pasatiempo favorito, dedicado a sus fans. (Captura TV).

Madre de Zach, con apariciones esporádicas hoy en el cine y la TV (llegó a pasar una década entre un trabajo y otro) Karen acaba de estrenar Not to Forget, película de Valerio Zanoli que protagoniza y en la que encarna a una abuela con Alzheimer. Además, a los 79, aconsejada por centennials amigos, abrió un canal de YouTube en el que cuenta cuentos infantiles. En su página oficial ofrece sus servicios como narradora. Su dulzura sigue intacta.

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