Liz Smith rabaja en el Hospital Franciscan Children de Brighton (Massachussets, Estados Unidos) como jefa de enfermería.
Un día cualquiera, se marchaba después de su turno de trabajo y en el ascensor del hospital se encontró con una pequeña niña, de impactantes ojos azules. A la compañera que la llevaba le preguntó quién era y al conocer su historia, su vida cambió para siempre.
La pequeña era Gisele, un bebé prematuro que nació a los 8 meses de desarrollo con apenas 900 gramos.
Sufría síndrome de abstinencia neonatal, ya que su madre había consumido durante el embarazo cocaína, heroína y metadona.
Cuando Liz descubrió a Gisele, la pequeña estaba bajo la custodia del Estado de Massachussets, que la derivó al hospital donde ella trabaja, porque necesita atención especializada para sus pulmones y un tubo de alimentación.
En los 5 meses que llevaba ingresada, nadie había ido a visitar a Gisele. Estaba completamente sola en el mundo y se le estaba buscando un hogar de acogida.
Liz se marchó a su casa como cualquier otro día, pero en su mente estaba Gisele, su triste llegada al mundo y su incierto destino. Decidió que tenía que tomar cartas en el asunto.
Liz Smith solicitó y obtuvo la custodia de la pequeña que, en ese momento, solo tenía 8 meses de edad. Cuando estuvo suficientemente fuerte para el alta, se la llevó a su casa, donde la cría como madre soltera.
En la actualidad Gisele tiene 2 añitos y sigue con problemas para alimentarse, ya que todavía necesita un tubo para comer, pero su madre adoptiva y ella son más felices que nunca. Según dijo Liz, a la pequeña le encanta el queso, la pizza y hasta el aguacate y, además, es muy cariñosa y le gusta cantar.
de esas historias que te cambian el día y motivan…