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Su historiaEl nadador salteño Strelkov rechazó una prueba como arquero en River por ser hincha de Boca

Robert Strelkov

La pelota alimenta los sueños de millones de jóvenes. Cuando era apenas un niño, a Robert Strelkov pocas cosas le generaban una pasión tan grande como Boca y el fútbol.

La Nº 5 estaba todo el día en sus pies. O en sus manos, en todo caso, porque le agradaba ser arquero y volar de palo a palo.

Oriundo de Jujuy, pero adoptado por Salta, a los 11 años el chico vivió un momento que lo marcó para siempre. Giros y contragiros del destino, quizás. Él mismo se encarga de relatarlo: «Mientras jugaba un torneo en Club Sportivo Leach, en Caimancito, un ojeador de River se acercó a mi entrenador y le comentó que les gustaría probarme en sus inferiores. Yo les respondí que no, porque soy hincha de Boca, y muy fanático», enfatiza. A Strelkov la vida dio una vuelta de 180 grados. Tomó sus cartas, barajó y dio de nuevo. Hoy, a los 26 años, ostenta una de las mejores marcas nacionales de los 50 metros mariposa -después de haber sorteado una grave lesión que lo tuvo tres años sin competir- y sus desafíos se renuevan: será uno de los integrantes de la delegación argentina de natación en el Mundial de Corea del Sur y luego en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

«Cuando puedo voy a la Bombonera, pero muy poco, porque vivo en Salta y estoy lejos. Cuando vienen a jugar a mi provincia no me pierdo ningún partido, y sigo permanentemente lo que pasa con Boca. Recuerdo cuando fui a la final de la Copa Libertadores de 2012, contra Corinthians», confiesa Strelkov. El nadador tiene devoción por uno de los futbolistas más emblemáticos de los xeneizes: «Mi gran ídolo es Juan Román Riquelme. Un crack de verdad. Es el mejor jugador que tuvo la Libertadores en toda su historia», dice.

Amante de todos los deportes, Strelkov (25 de marzo de 1993, su apellido es de origen ruso) empezó a competir en natación a los 10 años y sus destacados registros en juveniles le valieron un rápido ingreso en el seleccionado nacional. Robert se desarrolló en contacto permanente con la naturaleza: en el corazón de la Yunga jujeña, las bellas termas de Caimancito eran su lugar en el mundo. Allí disfrutaba de las aguas termales, paseos, vegetación y vertientes que contienen minerales benéficos para la salud «Me crié en ese lugar, que realmente es muy hermoso», cuenta.

Un año después de rechazar la propuesta de River, el nadador se mudó a Salta. Los nuevos desafíos comenzaron a aparecer en su interior. Lo motivaban. «De chiquito me gustaba mucho competir en la natación, pero no me agradaban tanto las prácticas. Desde que estoy con mi entrenador Oscar Zenklussen esa faceta es algo que corregí. Él me ayuda mucho y desde hace bastante tiempo los entrenamientos me parecen muy productivos y divertidos», remarca. «Es un dotado para le velocidad y la potencia. Un talento natural. Podría haberse dedicado a cualquier otro deporte. Ya a los 11 años tenía mejores marcas que Michael Phelps a esa edad. Cuenta con condiciones mágicas. Hace varios años que está bien orientado en su preparación. Es responsable y tiene las cosas claras», lo describe Zenklussen.

Roberto Strelkov, el representante argentino de aguas abiertas en los Juegos Panamericanos
Robert Strelkov, el representante argentino de aguas abiertas en los Juegos Panamericanos Crédito: Robert Strelkov

Strelkov fue el primer nadador argentino que compitió en los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur 2010. «Era el único representante masculino de nuestro país en natación. Lo recuerdo con alegría, fue un evento impresionante. El nivel y las instalaciones daban gusto», rememora.

Robert evolucionó. Creció. Pero también atravesó un calvario. Una grave lesión en un hombro lo marginó de la natación durante tres años, de 2012 a 2015. El diagnóstico: ruptura parcial del manguito rotador. «Tengo un arpón y un par de clavos en la zona», detalla. Fue tiempo de visita a los médicos, al quirófano y al gimnasio para hacer rehabilitación. Pero después de las malas, él siempre supo que tenía que venir alguna buena. En el Nacional de Natación de 2015 cosechó dos medallas que ratificaron su talento en el agua. «Tras el regreso fui logrando buenas marcas, al igual que en mi etapa juvenil. Eso me motivó y me dio la pauta de que sí se podía, aunque haya estado tantos años alejado de las piletas», sostiene. Cuando dice alejado, Strelkov hace referencia a que en ese período se dedicó a trabajar en su segunda casa: Termas de Caimancito. «Ayudaba en la administración de la empresa y atendía a los clientes», indica el representante del Uzzi College y la Federación Salteña de Natación.

El desarrollo de Robert fue progresivo. En 2017 entrenó dos meses en Estados Unidos con el reconocido David Marsh. Espera una oportunidad para ir a practicar a Turquía, donde lo hacen los mejores. Apoyado por su familia y su novia Débora, Strelkov brilló en el primer semestre de 2019. En el Nacional de Natación que se disputó en abril de este año en el Cenard, el salteño se adueñó del récord argentino. Una semana antes había bajado en Brasil (trofeo Maria Lenk) lo que ostentaba Santiago Grassi y en Buenos Aires batió su propia marca en los 50 metros mariposa con 23.70 segundos. Si bien en estos días Grassi volvió a adueñarse del registro con 23.65, la sana batalla entre ellos promete más capítulos.

Del 6 al 10 de agosto en la sede Videna (Villa Deportiva Nacional) de Lima, Strelkov competirá en los 100 metros mariposa y en la posta 4 x 100 libres (aquí no habrá 50 metros mariposa, su especialidad). Antes, en el Mundial de Gwangju, estará presente en 50 y 100 metros mariposa (del 12 al 28 de julio). «Estoy muy feliz con esta chance de ir a los Panamericanos, es un evento importantísimo, aunque primero quiero enfocarme en la competencia en Corea. Una vez que termine mi participación ahí voy a volar directo a Lima. ¿Cuál es mi objetivo principal? Mejorar mis marcas, creo que es lo más importante. Los resultados ya se irán dando con el tiempo», dice. Y se permite soñar: «Lima será un gran paso, pero nuestro objetivo es intentar clasificar a Tokio 2020», apuesta.

En Salta, Robert suele toparse con algunas piedras en el camino, principalmente con los elementos fundamentales para entrenarse en el más alto nivel. «La mayor limitación acá es que no contamos con la infraestructura necesaria. Por ejemplo, no tenemos una pileta olímpica climatizada. Pero trabajamos mucho y hacemos un gran sacrificio», subraya. Sin embargo, no hay nada que le impida soñar. Strelkov es el chico que dejó el fútbol para darle paso a la natación. Como si se tratara de un designio de la vida.

 

Fuente: La Nación

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