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Tailandia El método de meditación que ayudó a los chicos atrapados en la cueva

¿Es posible permanecer tantos días casi sin alimentos, sólo con la meditación? Pablo Chen, presidente de la Asociación de Budismo Humanitario que tiene su templo Fo Guang Shan, sobre la avenida Crámer, asegura que sí. Que la práctica diaria de la meditación pone al cuerpo en unstand by que evita la fuga de energía que se produce por las emociones que se sienten en una situación tan adversa, como la desesperanza, la tristeza, la angustia o el abandono. «La meditación los mantuvo vivos», dice Chen.

Las páginas de Facebook de los budistas en la Argentina, comunidad que se estima que tiene unos 40.000 miembros en el país y que ha tenido un gran crecimiento entre los últimos años, celebraban ayer la noticia del rescate de los 12 chicos atrapados en una cueva de Tailandia. Había carteles con sus fotos y leyendas que proclamaban «Todos somos javalis selvagens», el equipo de los chicos, según publicó La Nación.

Ya hacía unos días, la noticia de que el entrenador de los chicos que permanecía con ellos atrapado era un monje budista iniciado en las artes de la meditación, llenó de esperanzas a la comunidad budista de todo el mundo. Y también en la Argentina, donde los distintos templos organizaron rezos para apoyar espiritualmente al profesor y a sus alumnos.

«Vivió la mayor experiencia espiritual de su vida», proclama un mensaje en la página de la Asociación Budistas de Argentina. «Dejó de comer para concentrarse en la meditación y no permitir que sus alumnos se derrumbaran emocional o físicamente», apunta otro mensaje.

El entrenador de los chicos se llama Ekkapol Chantawon, tiene 25 años y quedó huérfano cuando sólo tenía diez. Quedarse solo en el mundo hizo que se acercara al budismo y que decidiera hacerse monje. Entre los 13 y los 23 años fue monje budista y sólo dejó, hace dos años, para dedicarse a cuidar de su abuela enferma. Explican que esa formación y práctica en la meditación fue lo que hizo posible que se mantuviera tranquilo y poder sostener a los chicos vivos dentro de la cueva.

Un templo en la montaña

Sus alumnos lo llaman Ake. Vivir por diez años en un templo dorado en la región montañosa del norte de Tailandia fue una preparación fundamental para dominar el arte de meditar, una habilidad que le resultó útil y hasta vital durante esta experiencia. Al ser rescatado, los socorristas notaron que era el que estaba en peor condición física, porque renunció a la poca comida que había, la que llevaban los chicos consigo, e incluso a tomar el agua que goteaba de las estalactitas. Los rescatistas también se asombraron de que los chicos que eran sacados de la cueva salían con tranquilidad.

Ekkapol Chantawong fue monje budista durante una década. Incluso después de haber dejado la orden religiosa hace cerca de tres años, todavía tenía por costumbre meditar con los monjes del templo casi todos los días. La familia de Ekkapol dice que decidió convertirse en monje poco después de la muerte de sus padres, aunque no trascendió de qué fallecieron. Hay versiones de que también perdió a un hermano en esos años.

 
Familiares de los chicos oran en Tailandia
Familiares de los chicos oran en Tailandia Fuente: AFP

Transferencia de méritos

Muchos de los templos organizaron transferencia de méritos para los chicos de la cueva de Tailandia. Se pusieron carteles en los templos. ¿En qué consiste? El budismo se basa en la ley de causa y efecto. Si uno hace cosas buenas, recibe las consecuencias de sus actos. Y este rezo comunitario permite «transferir» ese capital de buenas acciones a otras personas que lo necesitan.

«En nuestro templo se coloca un cartel de transferencia de méritos, para que todos los que practican el budismo, transfieran sus méritos a quienes lo necesitan y acumular así la buena energía de las buenas acciones, en favor de los chicos de Tailandia», explica Chen.

«Acá las cadenas de oración de todas las religiones sumaron a la acumulación de energías positivas y permitieron que el maestro y sus alumnos se mantuvieran todos esos días, sin pasar hambre y sin que les faltasen las fuerzas», apunta Chen.

«Gratitud a todos los que han contribuido al rescate de los niños y del entrenador y ex monje budista. Especialmente al buzo tailandés que falleció. Y a todos los que oraron y vigilan y vigilan. Que todo el sufrimiento sea superado por todos y que todos encuentren la verdadera y duradera felicidad», se publicó en la página del Budismo Engajado (significa comprometido), una página que convoca a los seguidores del Dalai Lama.

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