En Budapest, el ganador de la última Champions League derrotó 2 a 1 a Sevilla en el tiempo suplementario. Lucas Ocampos adelantó a los españoles, pero Goretzka y Javi Martínez lo dieron vuelta para los alemanes.
La temporada continental en Europa comenzó igual que como había terminado la pasada hace apenas un mes: con Bayern Múnich festejando. El conjunto alemán, ganador de la pasada Champions League, se quedó con la Supercopa tras derrotar 2 a 1 en el tiempo suplementario a Sevilla, vencedor en la última Europa League, en un duelo disputado en el Puskas Arena de Budapest. Lucas Ocampos, de penal, abrió la cuenta para el elenco español, que también contó con Franco Vázquez en el tiempo extra, pero Leon Goretzka y Javi Martínez dieron vuelta el resultado.
Como casi todas las situaciones de la vida en los tiempos que corren, esta Supercopa también se vio afectada por la pandemia de coronavirus, Inicialmente iba a disputarse el 12 de agosto en Oporto. Pero por entonces en suelo portugués se estaba definiendo la Champions que el conjunto alemán ganó apenas 32 días antes de este duelo y solo dos después de que los españoles conquistaran la Europa League en Colonia.
A Budapest decidió mudar la definición la UEFA, que además se planteó este encuentro como la primera prueba piloto para el regreso del público a sus certámenes. Bajo estrictas medidas de seguridad sanitaria, la casa madre del fútbol europeo abrió las puertas del Puskas Arena, aunque con su capacidad para 67.000 espectadores reducida apenas al 30 por ciento. Pero no todas las entradas se vendieron. De hecho, solo 1.300 hinchas alemanes y 500 españoles viajaron hasta la capital húngara.
En ese estadio solo parcialmente ocupado, el conjunto dirigido por Julen Lopetegui, que lejos estaba de ser favorito, sorprendió en el arranque del duelo ante un adversario que encadenaba 31 partidos invicto y 17 victorias al hilo desde el reinicio de la actividad tras la pausa que impuso la pandemia.
A los 11 minutos, el neerlandés Luuk de Jong bajó el balón de cabeza en el área para la entrada de frente del croata Ivan Rakitic, uno de los refuerzos de Sevilla para esta temporada. El ex jugador de Barcelona fue empujado por el austríaco David Alaba y el árbitro inglés Anthony Taylor cobró penal. Con frialdad, Ocampos marcó el 1 a 0.
Pero después de esos primeros minutos de confusión, el elenco teutón empezó a hacer pie y fue empujando a su rival contra el arco defendido por el marroquí Yassine Bounou. A los 21 minutos, Thomas Müller estuvo a centímetros de empardar tras un centro de Robert Lewandowski. A los 25, Benjamin Pavard lo perdió tras una trepada por la derecha. Y a los 29, Bounou le ganó con seguridad un cara a cara a Lewandowski.
Con tanta insistencia, no llamó la atención que el equipo dirigido por Hans-Dieter Flick empatara en un entretenido primer tiempo. A los 33 minutos y tras una prolija maniobra asociada, Lewandowski asistió con clase y Leon Goretzka, un mediocampista que a menudo se viste de centrodelantero, estampó el 1 a 1 con el que se fueron al descanso.
Al igual que en el primer capítulo, el arranque del complemento también fue positivo para los andaluces, que estuvieron a punto de desequilibrar cuando solo se habían jugado 30 segundos y De Jong anticipó en el área entre Alaba y Niklas Sule, pero Manuel Neuer se estiró para enviar el balón al córner.
Rápido respondió el ganador de la Champions, que a los 6 minutos introdujo el balón en el arco rival tras una jugada de baby fútbol en el área entre Müller y Lewandowski, pero la intervención del sistema de videoasistencia arbitral (VAR) impidió el festejo por una finísima posición adelantada.
Con el correr de los minutos, a Sevilla se le fue haciendo cada vez más complicado soportar el empuje del Bayern, sobre todo porque sus mediocampistas ya no podían tener la pelota (Lopetegui sacó a Rakitic y Suso, de modesto aporte, y los reemplazó por Oliver Torres y Nemanja Gudelj). El juego se fue instalando casi exclusivamente en territorio andaluz y la figura del marroquí Bounou se fue agrandando para sostener el empate.
Pese a ese repliegue, a los españoles les quedaba una carta más para quedarse con la victoria. A los 41 minutos, salió a toda marcha de contragolpe tras un córner para el Bayern y el marroquí Youssef En-Nesyri (había entrado por De Jong) tuvo el triunfo en sus pies, pero el enorme Neuer mostró por qué es uno de los tres candidatos a quedarse con el premio de mejor jugador del año de la UEFA. Así, el tiempo suplementario fue inevitable.
Como si cada pausa lo revitalizara, Sevilla tuvo otro arranque trepidante en la prórroga y acarició el segundo tanto antes de que se cumplieran dos minutos, cuando En-Nesyri se filtró en el área, burló a Alaba y remató al gol, pero entre el pie derecho de Neuer y el poste derecho evitaron la conquista.
Y como en cada etapa, el shock inicial duró un suspiro. Los teutones retomaron pronto el timón y encerraron a Sevilla en su campo. Tanta insistencia dio su fruto a un minuto del cierre del primer tiempo: tras un córner desde la derecha, Alaba recogió un rebote en el borde del área y despachó un zurdazo que tapó Bounou, pero el rebote fue recogido por el español Javi Martínez (reemplazante de Lucas Hernández), que de cabeza rompió el candado.
Sevilla, que había diagramado un buen plan para resistir y lo había llevado correctamente a la práctica, no tuvo herramientas para intentar la remontada en los últimos 15 minutos, por lo que la victoria del elenco teutón no corrió riesgo hasta el pitazo final de Anthony Taylor.
De esta forma, el Bayern, ganador la pasada temporada de la Bundesliga, de la Copa de Alemania y de la Champions League, obtuvo por segunda vez la Supercopa de Europa. La primera conquista había sido en 2013, cuando derrotó 5 a 4 por penales a Chelsea tras empatar 2 a 2 en el Eden Arena de Praga.
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