Opinión

Análisis El albertismo, un animal mitológico

Por Carlos Pagni

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A continuación, sus principales conceptos:

  • La literatura, las creencias, la imaginación y la religión inventaron, desde el fondo de la historia, seres mitológicos. Estos seres de la imaginación a veces ayudan a interpretar fenómenos que no son de la imaginación y que uno no registra del todo bien porque aún no los conoce.
  • El experimento Alberto Fernández o el albertismo es, todavía, algo similar a un animal mitológico que todos estamos observando para entender de qué se trata y cómo funciona porque está armado de una manera no convencional: las relaciones dentro de ese grupo no son las clásicas y esto se revela y manifiesta semana a semana.
  • A juzgar por cómo está armando su fuerza parlamentaria en el Congreso, sabemos que Fernández decidió lo inevitable: que su alianza principal es con Cristina Kirchner, lo cual es bastante lógico porque el poder le vino de ahí y todavía es muy incierto cuántos votos fueron para ella y cuántos, para él.
  • Hay que descartar la idea de que en el Congreso va a haber dos bloques en cada cámara y que, en caso de conflicto, Fernández podría acordar con un bloque integrado con los diputados de las provincias referidos a los gobernadores para zafar de una encerrona del peronismo más ortodoxo y de La Cámpora.
  • Esta idea suponía un conflicto latente entre Fernández y Cristina pero, por el contrario, decidieron que al estudiarse un proyecto en el Congreso lo negociarán internamente para consensuar. De esta manera, el bloque peronista -que está ligado a los gobernadores y que funcionó los últimos 4 años- se va a mezclar con el del kirchnerismo duro y La Cámpora. Al frente de este bloque unificado estará Máximo Kirchner.
  • Hay que tener cuidado con Máximo. Hay una descalificación sistemática hacia él por parte de aquellos que no estuvieron atentos a su comportamiento en el Congreso. Sin embargo, ha sido una figura importante del peronismo durante los dos años en los que fue legislador y tuvo una relación muy cercana y activa con Emilio Monzó, Nicolás Massot y con muchos diputados radicales. Máximo ha ido socializando hasta convertirse en una persona relevante dentro de la cámara.
  • Algunos interpretan que con esta decisión le marcaron la cancha a Sergio Massa, que deberá ahora cogobernar el oficialismo de la Cámara de Diputados con el hijo de Cristina.
  • Contrario a esto, otros sostienen que Massa estuvo detrás de la promoción de Máximo porque, de esta manera, él no es el único responsable de que las leyes salgan y porque esto compromete al kirchnerismo que pasa a estar al frente del oficialismo en la Cámara de Diputados ante una eventual resistencia a políticas de Fernández. Esto es clave porque el futuro presidente ha ratificado en numerosas ocasiones que su gestión estará enmarcada en un acuerdo con el Fondo.
  • La misma decisión se tomó en el Senado, pero con una novedad: Cristina postergó a la senadora Anabel Fernández Sagasti -que es representante por la minoría en Mendoza- y promovió a José Mayans, senador eterno por la provincia de Formosa. Con esto se activa una alianza importante entre Cristina y el gobernador Gildo Insfrán, que estuvo al lado suyo durante todos estos años sin mayores disidencias.
  • Esto marca un nuevo eje entre el nuevo oficialismo y las provincias, distinto del que proponía Juan Manzur. El gobernador de Tucumán había dicho que, con Fernández, nació un nuevo jefe del peronismo y que Cristina es el pasado. Con esta jugada en el Senado, sin embargo, Cristina demuestra que es el presente y no sabemos si no será, también, el futuro.
  • En todo el armado parlamentario hay una decisión clave: quién va a presidir y cómo se va a componer la Comisión de Presupuesto y Hacienda de las cámaras. Esto es importante porque por ahí no solo pasa el presupuesto del Estado, sino que, también, la relación financiera del poder central a las provincias, principalmente a la provincia de Buenos Aires donde Cristina tiene a su niño mimado: Axel Kicillof. Esta comisión haría de árbitro si hay un conflicto o alguna tensión entre el Estado nacional y la Provincia.
  • Fernández tomó la decisión de no darle a Manzur el ministerio de Salud, y esto habla muy bien de su plasticidad y de la forma en que está pensando su equipo. El gobernador de Tucumán decía que esa cartera iba a ser suya a través de Pablo Yedlin, exministro de Salud de esa provincia. Manzur y Yedlin tienen una relación casi dependiente con la industria farmacéutica y, sobre todo, con el empresario Hugo Sigman, que pidió públicamente que Manzur participe del gabinete nacional.
  • Fernández probablemente prefirió algo más transparente, menos condicionado y más ligado a la historia reciente del peronismo, del ’83 hasta hoy, que es poner al frente de este ministerio a la persona central del PJ en materia de Salud: Ginés González García. Este médico proviene de las filas del «cafierismo», es decir, de Antonio Cafiero, abuelo de Santiago, la mano derecha de Fernández. Además, tuvo un rol protagónico en el diseño de las políticas de salud de los años ’90, fue embajador de Chile y es íntimo amigo de Michelle Bachelet.
  • En la última semana, también tomó decisiones importantes en cuanto a los servicios de inteligencia: una especie de submundo que infelizmente ha sido determinante para la vida pública argentina en la época de Néstor Kirchner. En este sentido, Cristina inició una renovación muy saludable y, curiosamente, Mauricio Macri volvió al modelo de Néstor, sobre todo en una materia muy reprobable y en la que el Presidente insistió, que es la de mantener una vinculación opaca -y por momentos pestilente- entre la Agencia Federal de Inteligencia ( AFI) y la Justicia Federal, que ha dado lugar a todo tipo de manipulaciones.
  • El futuro presidente está pensando en modificar ese esquema. Hay un debate alrededor de él que consiste en liquidar la AFI o desarmarla pero prohibiendo cualquier relación entre los servicios de espionaje y la Justicia Federal. Si hiciera eso, sería un gran paso adelante que habría que aplaudir.
  • Hay otro tema que está bajo un enorme signo de interrogación y es la posibilidad de que Carlos Zannini sea el abogado del Estado, el procurador del Tesoro. Él viene de representar al estado provincial en el directorio del Banco Santa Cruz SA, de la familia Eskenazi, que tiene intereses estratégicos en la Procuración del Tesoro. El fondo Burford y los Eskenazi pretenden una indemnización por 3 mil millones de dólares por la forma en que se estatizó YFP con una fórmula jurídica elaborada por el propio Zannini.
  • En este sentido lo más importante es si, bajo la dependencia de la Procuración del Tesoro -es decir, eventualmente de Zannini- va a estar la Unidad de Información Financiera ( UIF), que se dedica a investigar el lavado de dinero y que ha sido conducida con mucha neutralidad y seriedad estos últimos cuatro años por Mariano Federici.
  • También debajo de la Procuración estaría la Oficina Anticorrupción, lo cual plantea un dilema y una paradoja porque es querellante en muchas causas de corrupción que involucran a funcionarios kirchneristas. Algunos le reprochan a esa oficina haber sido muy severa frente al kirchnerismo y no serlo con el macrismo. Al frente de esta institución está Laura Alonso que es una militante. ¿Seguiría esta oficina y la UIF en manos de la militancia? Quizás, Fernández no llegó a responderse esta pregunta.
  • El futuro presidente es muy sensible a evitar el reproche ético por dos motivos: primero, porque ha habido una gran movilización ética de sus opositores, alrededor de Macri, en la campaña electoral y, en segundo lugar, porque carga con el pasado kirchnerista, que es gravoso en ese sentido. Veremos cómo se toman decisiones para darle transparencia al gabinete que se está armando.
  • Tomó otras determinaciones importantes en la última semana: designó a dos embajadores. Una es la primera embajada en la que se da vuelta la carta y se sabe quién será el embajador: la Unesco. Para cualquier otro gobierno es una embajada marginal, pero allí enviaron a «Pino» Solanas, probablemente lejos de Vaca Muerta, donde Fernández quiere asentar gran parte de su proyecto económico ante la crítica de Solanas, en contra del fracking (técnica para extraer petróleo o gas del subsuelo por fracturación hidráulica) y de la explotación de los recursos naturales.
  • Esto es importante porque saliendo Solanas hacia París sube un lugar en la lista de diputados Eduardo Valdés, que se está transformando en un hombre clave del entorno de Fernández y será probablemente un aliado y un colaborador muy determinante para que Máximo alcance las mayorías que necesite. Esto es clave considerando que el peronismo es la segunda minoría en la cámara, después de Juntos por el Cambio.
  • Una de las designaciones más importantes en materia diplomática es la de Jorge Arguello que asumirá como embajador en Estados Unidos. Se trata de un hombre que viene de las filas del PJ de la Capital Federal y que fue presidente del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires. Además, durante el kirchnerismo representó a la Argentina ante las Naciones Unidas y dejó su huella allí al crear un instituto en contra del terrorismo. Luego, fue embajador en Washington, con lo cual ya conoce el cargo. En ese entonces, trabajó fuertemente con el Congreso de Estados Unidos, pero su tarea en la embajada se vio interrumpida por un conflicto con Guillermo Moreno. Finalmente, de ahí se fue a Europa a desempeñarse como embajador en Portugal.
  • Arguello será clave porque deberá explicarle este nuevo peronismo a la administración de Trump, que posiblemente liquide a este animal mitológico diciendo: «esto es chavismo». Además, deberá generar vínculos con el FMI, el Banco Mundial y el BID, todos organismos de crédito centrales para la Argentina.
  • La gran incógnita sigue siendo en torno a la economía. Pareciera que Guillermo Nielsen quedó rezagado en la carrera por presidir el ministerio de Hacienda y Finanzas, mientras emerge la figura de Martín Guzmán, un economista radicado en la Universidad de Columbia y ligado al Premio Nobel Joseph Stiglitz, muy admirado por Cristina Kirchner y su entorno. Él podría ser el encargado de renegociar la deuda.
  • En este contexto, la transición entre el Gobierno y la oposición sigue sin producirse, tal vez como una decisión política marcada por el hecho de que no quieren compartir los números. El Frente de Todos no quiere «contaminarse» con los números de Macri y quiere mostrar sus propios números, no solo para pintar un paisaje tenebroso del país que deja el Gobierno sino porque también ahí estará la pelea con el FMI.
  • Tampoco hay mucha comunicación entre el equipo de Fernández y los industriales, que dicen que todavía no les explicaron en qué consistiría el acuerdo económico y social. Lo mismo sucede con los sindicalistas. Esto quiere decir que hay una idea de que el 10 de diciembre se correrá el telón y todos nos sorprenderemos al ver una maquinaria que no conocíamos y se estaba armando en los sótanos de Puerto Madero o el nuevo presidente piensa que tiene mucho tiempo para elaborar e implementar sus estrategias.
  • Este jueves se podría despejar algo de esta incógnita en la gran convención anual de la Unión Industrial Argentina (UIA). Macri ya confirmó su presencia y, como viene haciendo, posiblemente dé un discurso de campaña reivindicatorio. Aún no se sabe si irá Fernández, pero podría darse una polémica entre los dos.
  • Los empresarios quieren saber qué piensa Fernández sobre todo al considerar el escenario regional. Las elecciones de Uruguay en las que ganaría -por un margen ínfimo- Luis Lacalle Pou son cruciales para el Mercosur porque él está más cerca de Brasil que de la Argentina de Fernández. Él podría pedir una liberación, es decir, que cada país pueda hacer acuerdos de libre comercio con quien quiera.
  • La discusión del Mercosur puede ser el gran tema de la presidencia de Fernández, por eso una incógnita importante es quién será el embajador en Brasil en un contexto en el que el futuro presidente argentino está peleado con Jair Bolsonaro y en donde el país vecino está marcado por el liberalismo. El 5 de diciembre habrá una reunión de presidentes del Mercosur (la última de la gestión de Macri), en la que los brasileños dirán que quieren abrir la economía.

 

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