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Iglesia El 30% de las monjas sufrió abuso y “los obispos no van hacer nada”, dijo una ex religiosa de Salta

Valeria Zarsa, ex monja y víctima de abusos en la congregación del cura Agustín Rosas Torino, cuestionó la cumbre contra la pedofilia en el Vaticano, ya que se excluyó del temario a las monjas.

El 30% de las monjas «ha sufrido abuso» y los obispos «no van a hacer nada, la mujer sigue siendo discriminada en la Iglesia», aseguró hoy Valeria Zarsa, quien fue religiosa a las órdenes del sacerdote Agustín Rosas Torino en Salta y escapó luego de ser abusada y sometida a condiciones de servidumbre.

Zarsa opinó así acerca de la reunión de obispos que a instancias del papa Francisco se lleva a cabo en el Vaticano para prevenir y combatir la pedofilia en la Iglesia, con un temario que excluyó el abuso de monjas.

«Como mujer no conocés que tenés derechos, que eso es un delito, no sabés si te van a proteger, sabés que cuando abras esa puerta no hay vuelta atrás y para una monja eso es perder a tu Dios, perdés todo», afirmó a Télam acerca del temor que sufren las religiosas a la hora de denunciar  abusos.

Durante los 20 años en los que perteneció a la Congregación Discípulos de Jesús de San Juan Bautista -de la que escapó en 2015-, Zarsa participó de los llamados «retiros de sanación interior», en lo que escuchó las «situaciones tremendas que viven las religiosas, abusos, abortos».

«Ellos las violan pero después les hacen creer que la culpa es de ellas, es espantoso cómo manipulan», aseguró.

Zarsa es querellante en la causa por la que el sacerdote Rosas Torino está a punto de ir a juicio oral por «abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual», agravado por su condición de ministro de culto reconocido.

Relató que luego de dejar la congregación, a la que se había sumado a los 24 años, comenzó a recibir el testimonio de otras víctimas.

Señaló que escuchó a 175 religiosos, entre varones y mujeres, que como ella habían sido abusados y decidieron dejar una orden que calculó que tiene unos 800 miembros.

A principios de febrero, el papa Francisco admitió por primera vez que el abuso de las monjas dentro de la Iglesia era «un problema», pero ello quedó fuera de la agenda de la reunión que los obispos mantienen desde hoy hasta el domingo próximo en el Vaticano.

«Siguen encubriendo el abuso y el maltrato, yo quería estudiar teología y no me dejaron, me obligaban limpiar casas ajenas a cambio de favores que recibían los curas, a las monjas nos daban la peor comida», subrayó Zarsa.

«Todavía me acuerdo el gusto de la tarta hecha con verduras podridas, es muy difícil para una monja denunciar porque te hacen creer que todo tu ser está programado para seguir ahí y que no tenés opción, que te vas al infierno, que le fallás a Jésús», agregó.

Contó que el descubrirse al borde del suicidio fue lo que la animó a abandonar la congregación, de la que tuvo que escapar cuando estaban a punto de trasladarla a un convento perdido en el monte de a provincia de Santiago del Estero.

«¡Ojala me hubiera animado antes! Te hacen creer que la opción es el cielo o el infierno y la verdad es que prefiero el infierno!», aseguró entre risas Zarsa, quien además tuvo que abandonar Salta por las amenazas que recibió por parte de los miembros de la congregación. (Télam)

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