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Dos madres fueron las primeras en pedir cobertura de cannabis medicinal en Salta

La ley provincial 7.996, promulgada en diciembre de 2016, garantiza a los afiliados del Instituto Provincial de Salud (IPS) el acceso al tratamiento con los derivados de la planta de marihuana. Las hijas de las mujeres padecen epilepsia refractaria.

El pasado 14 de marzo, ansiosas y tomadas de la mano, Noemí Bisceglia y Belén Ruarte presentaron en el IPS (Instituto Provincial de Salud) el pedido de cobertura de aceite de cannabis para sus hijas, que padecen epilepsia refractaria.

Contaron aEl Tribunoque esperan una respuesta favorable en los próximos días, tras haberse promulgado la ley provincial 7.996, que da marco regulatorio para la investigación médica y el uso medicinal de la planta de cannabis y sus derivados. Aseguraron que tienen el apoyo del ministro de Salud, Roque Mascarello, y de directivos del IPS.

La norma aprobada en la Legislatura en diciembre de 2016 garantiza la cobertura de dicho tratamiento médico a los afiliados del IPS y prevé que en el ámbito del Ministerio de Salud Pública de Salta se confeccione un registro voluntario de pacientes que necesitan el aceite de cannabis para mejorar su calidad de vida.

Además de Salta, otras tres provincias cuentan con leyes para el tratamiento médico con cannabis: Santa Fe, Chubut y Neuquén. Ahora miles de pacientes de todo el país esperan que una ley nacional dé respuestas a sus necesidades.

En Salta, cerca de 40 familias que necesitan el aceite se agruparon en una organización denominada «Cultivando esperanzas con mamá» que se puede encontrar, con este nombre, en Facebook o en el 155025613.

Cultivando esperanzas

Noemí Bisceglia, mamá de Camila, de 19 años, contó aEl Tribunoque el único aceite de cannabis aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) es el llamado Charlotte, que se produce en laboratorios de Estados Unidos. Consideró que, si bien este aceite sirve para tratar la epilepsia refractaria, no sirve para otras patologías, como lupus o parkinson.

El gotero, que puede llegar a durar tres meses, cuesta 300 dólares. Ellas hicieron un pedido de dos frascos para sus hijas, que podrían durar en total seis meses. «Tiene que haber más pedidos. Tenemos que presionar a las obras sociales. Hay que ir a exigir», recomendó Noemí a las familias. «Existe una ley y una obra social referente».

«Desde que Camila usó el cannabis en dos semanas ha tenido un cambio magnífico, como mágico. Este es el camino que elegimos», relató Noemí. En mayo de 2016 su hija comenzó el tratamiento y su mamá aseguró que fue como si hubiera vuelto a nacer.

Pedido de autocultivo

El punto que no incluyó la ley promulgada en Salta es el permiso de autocultivo con fines terapéuticos. Muchas familias en Salta tienen plantas y elaboran su propio aceite de acuerdo con las necesidades de sus hijos e hijas.

En la Cámara de Diputados, pidieron que el Estado permitiera el cultivo a las familias con el certificado de discapacidad y un resumen de la historia clínica. «El aceite casero es mejor porque una, como mamá, conoce el cuidado de la planta. No tiene fertilizantes ni químicos, sino abono orgánico», contó Bisceglia.

En medio de la ilegalidad y en busca de conseguir aceite de cannabis para calmar el dolor de sus hijos e hijas, muchas familias fueron víctimas de estafas.

Acompañamiento médico

Las mamás consideran que falta el apoyo de muchos profesionales de la salud. «Necesitamos más acompañamiento de su parte y que estén informados porque hay una ley que nos ampara», expresaron.

Belén Ruarte, madre de Maia Martina, de 4 años, lamentó que para muchos médicos este sea un tema del que no se habla. «Muchas mamás cambiaron de médico porque las trataron mal y les dijeron cosas feas. No por cultivar son delincuentes», observó.

Aconsejó a las familias que se informen sobre lo que están por dar a su hijos o hijas. «Ahora que tenemos ley, planteen a su médico de cabecera qué le parece. Necesitamos apoyo de los profesionales, que nos entiendan, se informen y estudien. En la Argentina es algo nuevo pero existe hace años en otros países», analizó.

Belén conoció el cannabis hace un año y dice que, desde que Maia lo probó, «volvió a conectarse, empezó a dar pasos y a querer hablar».

«Fue una bendición para nosotros. Acá estamos para ayudar a otras mamás y aconsejarlas para que no tomen la decisión equivocada», aseguró.

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