Economía y Negocios

Logística e impuestosDistorsión en el precio de los alimentos: el kilo de asado cuesta unos $640, pero el productor recibe apenas 153 pesos

La mayor incidencia en los valores finales corresponde a los costos de logística e impuestos. Así lo determinó un relevamiento realizado por productores de Marcos Juárez

En medio de una creciente ola de suba de precios en productos como el pan, carne, leche y polenta, productores rurales de Marcos Juárez diseñaron una serie de infografías para mostrar la diferencia entre el precio que recibe el productor al momento de vender la materia prima y el que paga el consumidor final en la góndola.

En las imágenes, la Asociación de Productores Rurales del mencionado distrito cordobés intentó aclarar que “el problema no es el productor agropecuario”, sino el resto de la cadena de logística y distribución que está compuesta por la industria, transporte, comercialización y los impuestos, que terminan acrecentando los costos para el consumidor final.

Según los cálculos que hicieron los productores, quienes se centraron en valores relativos a esa zona, del precio del asado en la góndola que está a $639,99 por kilo, la cadena logística y el Estado se quedan con $486,66, mientras que el productor recibe solo $153,33 por el kilo del novillito vivo. Es decir, el ganadero tiene una participación en el precio final del 23,96 por ciento.

Los cálculos también alcanzan a la industria cerealera. En el caso del maíz, indican que el kilo de polenta, cuyo precio en la góndola es de $158 tiene costos industriales, logística, transporte e impuestos de $141, por lo que el productor recibe apenas $17 por cada kilo de maíz que se destina al producto final.

A su vez, el pan que según la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines tiene previsto un aumento de entre un 10 y 15% para esta semana que respondería a impuestos y costos de logística, tiene hasta ahora un precio para el consumidor final de $118,33. Este valor está compuesto por $98,53 que van a parar a la industria, logística, comercialización e impuestos, señalan, mientras que al productor agropecuario le llegan apenas $19,80 por el trigo cosechado.

En lo que respecta al sachet de leche, cuyo precio en la góndola es de 49,50 pesos por litro –considerado en la lista de precios cuidados y de una marca específica–, tiene incluido un costo total de 34,40 pesos en la cadena industrial, mientras que el productor se queda solo con 15,10 pesos por cada litro.

La cadena de los lácteos

En este caso, según indican los expertos del sector lechero, estos ejemplos solo demuestran que la materia prima nacional sigue siendo una de las más baratas del mundo expresada en dólares, ya que los productores agrícolas ganaderos y tamberos reciben solo una pequeña parte del precio que termina pagando el consumidor final.

El año pasado los lácteos aumentaron un 20% interanual, la carne vacuna, en tanto, lo hizo en un 53,6% hasta noviembre pasado y la harina -materia prima para hacer el pan- tuvo dos aumentos en el año: 5 y 4%, por permiso de la Secretaría de Comercio de Interior.

El incremento que presentaron estos productos a lo largo del año pone la lupa sobre uno de los flagelos de la economía más preocupantes en el contexto de profunda recesión: el avance del precio de los alimentos por encima del nivel inflacionario. “El causante del incremento de los lácteos no es del productor. El problema es la debilidad de la moneda, agravado por la situación económica del país”, dijo Matías Peluffo, presidente de la Cámara de Productores de Leche Cuenca Oeste (Caprolecoba).

Intervención

Al precio en origen se le van agregando otros costos que suben ya sea por unificación en la logística o por la falta de infraestructura e industriales que son generadas, a su vez, en el contexto de la alta carga impositiva que tiene el país y que termina repercutiendo en el precio al consumidor.

“Las políticas de precios máximos están generando que el precio para nosotros sea bajo, a su vez, usamos muchos insumos que son globalizados y que se cotizan en dólares, como el maíz y la soja”, agregó Peluffo sobre el traslado de los costos de producción a la industria. Aunque reconoce que en los últimos años el sector no ha podido hacerlo.

Cuando el consumidor compra un producto en la góndola no analiza el camino que tuvo que recorrer ese producto hasta llegar a la góndola. “Cuando aumenta el pan, por ejemplo, se lo asocia a la materia prima respeto de la materia final. En el medio hay diferentes costos de servicio, luz, gas, sueldos, impuestos y transporte. Son muchos factores para que el precio final sea tal”, dijo Natalia Ariño, economista de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

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