Estaba ubicada en una calle de Orán. Desde allí secuestraron millones de pesos en encomiendas de prendas de importación.
n la mañana y la tarde de ayer diversos allanamientos en distinto domicilios de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán pusieron al descubierto una importadora de mercancías de origen asiático que ingresaban al país por pasos no habilitados, y una vez en el local de la empresa fantasma salían como encomiendas con factura emitida por una supuesta fábrica textil local.
Así informaron fuentes de seguridad a El Tribuno, asergurando que se trata de un operativo provincial que se disparó por una denuncia oficial de la Municipalidad de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán.
La fuente aseguró que se halló en el domicilio perteneciente a la comuna y cedido hace un tiempo para un microemprendimiento textil un acopio de mercancías ilegales, la mayoría del rubro indumentaria y ropa de estación o de moda.
La cantidad no fue precisada por la fuente, aunque algunos aventuraron, por la cantidad de encomiendas secuestradas, que se trataría de varios millones de pesos en mercadería ilegal.
Indagando sobre la supuesta operación, una fuente del municipio dijo que la parecer enviaban de manera sistemática los bultos de indumentaria y usaban para legitimar el envío facturas que pertenecerían al exmicroemprendimiento.
«Al menos se llevaron 10.000.000 de esos en bultos dijo un ocasional testigo de uno de los allanamientos, quien graficó sus palabras -siendo él de profesión bagayero- con la siguiente frase: «Una sola camioneta puede llevar de 2 a 4 millones de pesos en indumentaria, y de aquí salieron unos diez viajes, así que sume y haga descuento, si quiere».
Un lugar
De a poco la noticia trascendió en Orán, y se supo por ejemplo que el procedimiento de la Policía fue en el local donde funcionaba una fundación.
La misma se encuentra sobre calle Eges casi 25 de Mayo.
En ese lugar, según fuentes oficiales, funcionaba un acopio de mercadería ilegal.
Y ese lugar de depósito se convertía a la vez en una distribuidora mayorista de confección de prendas de vestir.
En realidad no se confeccionaba nada, sino que se maquillaba lo importado como producido en el país a través de facturas truchas de un microemprendimiento industrial que había cerrado hace años.
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