Salud

Neurología Demasiadas personas mueren innecesariamente de un derrame cerebral

Hace poco, cuidé a un abuelo de 82 años que estaba teniendo problemas para abrir un tarro de gelatina. Veinte minutos después, el tenedor que estaba usando se le cayó de la mano. Se sentía cansado, así que se acostó. Pero, cuatro horas más tarde, al despertarse, él y su esposa descubrieron que su brazo estaba flácido. Fue entonces cuando llamaron al servicio de emergencia y fue trasladado a un hospital local. El centro no era uno especializado en derrames cerebrales y los facultativos lo derivaron al Hospital Yale New Haven, donde trabajo y adonde llegó dos horas después de su llamada original de urgenicas, y casi siete horas después de que los síntomas comenzaran. Eso fue demasiado tarde para prevenir la discapacidad permanente.

Como neurólogo, todos los días veo como los médicos son incapaces de ayudar a las víctimas de apoplejía, a pesar de tener un tratamiento efectivo en la mano, simplemente porque llegaron demasiado tarde. Los coágulos de sangre en el cerebro que causan derrames irreversibles nos cambian completamente y son una carga para nuestras familias. Las apoplejías afectan a casi 800,000 estadounidenses cada año, matando a 140,000 y a un costo para la sociedad de USD 34,000 millones anuales, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés).

No tiene que ser de esta manera.

Durante más de dos décadas, los neurólogos y los proveedores de emergencia han tenido un medicamento disponible que puede restaurar el flujo de sangre al cerebro, lo que limita el daño, pero solo el 4 por ciento de los pacientes que sufren de derrames cerebrovasculares reciben el medicamento. Este producto, conocido como activador del plasminógeno tisular (tPA), es un potente anticoagulante y fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos en 1996 como un eficaz tratamiento anticoagulante.

 El problema es que los pacientes deben recibir el medicamento en las primeras horas después de sufrir este episodio para que funcione.

No es la única nueva herramienta poderosa contra estas situaciones. Desde 2015, al menos ocho ensayos internacionales han demostrado la eficacia de un procedimiento mecánico de eliminación de coágulos que puede restablecer el flujo sanguíneo. La posible ventanta para ese tratamiento puede durar hasta 24 horas en algunos pacientes, pero con tPA es siempre mejor. Cuando mueren 2 millones de células cerebrales por minuto sin flujo sanguíneo, el tiempo lo rige el cerebro.

La verdad es que puede ser difícil, incluso para los médicos, saber cuándo alguien tiene un derrame cerebral, y esa incertidumbre puede evitar un tratamiento oportuno. ¿Cómo sabes si tu brazo se ha dormido o está paralizado de forma aguda? ¿Cuál es la diferencia entre tener problemas para pronunciar las palabras o tener niveles bajos de azúcar en la sangre? Los pacientes que sufren derrames cardiovasculares generalmente no tienen dolor, que a menudo es un motivador bastante fuerte para buscar ayuda en cualquier otra condición médica. Y, por cierto, ¿cómo se supone que debes llamar a emergencias cuando estás solo, paralizado e incapacitado para hablar?

Para incrementar la supervivencia, los hospitales y las comunidades han implementado grandes campañas de salud pública para mejorar el conocimiento de los síntomas y fomentar una respuesta rápida. Muchos hospitales utilizan la telemedicina para conectar a los neurólogos de Stoke con sus pacientes durante todo el día. Los departamentos de emergencia han mejorado los protocolos para acelerar los escáneres cerebrales y descartar el sangrado, la única prueba de diagnóstico necesaria antes del tratamiento. Sin embargo, incluso con este esfuerzo increíble, el 96 por ciento de los pacientes no tienen acceso al tPA a tiempo.

Estos esfuerzos son importantes pero no suficientes. La atención del derrame cerebrovascular agudo requiere innovación en tres áreas generales: diagnóstico de accidente cerebrovascular, tecnología y comunicación prehospitalaria.

Los pacientes no deberían tener que esperar hasta la llegada al hospital para confirmar un diagnóstico de ese tipo. Los pacientes de alto riesgo que viven en hogares de ancianos o que están sometidos a procedimientos cardíacos deben tener sistemas de monitoreo para ayudar a alertar a los proveedores de salud de forma inmediata. Los análisis de sangre que pueden ayudar a diagnosticar un posible derrame deben usarse antes de llegar al hospital. Las tecnologías de imágenes cerebrales y el personal capacitado para usarlas deben convertirse en el estándar de atención en cada ambulancia.

Hasta hoy, tales mejoras podrían haber sido prohibitivamente costosas. Sin embargo, los avances en la tecnología de imágenes cerebrales asequibles y portátiles impulsarán su adopción por los servicios de emergencia. Eso supone el ahorro de costos por prevención del daño cerebral en miles de pacientes que, de otra manera, necesitarían cuidados a largo plazo.

Más allá de eso, es necesario reorganizar la situación y la comunicación prehospitalaria: las ambulancias deben tener la capacidad de comunicación para hablar con radiólogos, neurólogos y médicos de urgencias. Hoy, las compañías de ambulancias con diferentes habilidades para comunicarse con los hospitales regionales responden a las llamadas de emergencia. Una mejor comunicación significa que los pacientes podrían recibir medicamentos más temprano y llegar a las instalaciones adecuadas antes, evitando transferencias innecesarias de una sala de emergencia a otra. Esto requerirá una coordinación mucho mejor entre las empresas de gestión de urgencias que, a veces, compiten entre sí.

No todo es oscuridad y ruina para alguien que ha sufrido un derrame cerebral. De hecho, todo lo contrario. Hace décadas, cuando los neurólogos vieron a un paciente con un derrame, su trabajo consistía simplemente en «diagnosticar y decir adiós». Hoy en día, con nuevos medicamentos, incluidos los que tratan la presión arterial alta, hemos logrado grandes avances en la prevención del accidente cerebrovascular. Y los neurólogos como yo tenemos nuevas opciones de tratamiento. Como resultado, en los últimos 15 años, el derrame cerebrovascular ha disminuido del número 3 al número 5 como causa de muerte en Estados Unidos.

La atención al accidente cerebrovascular ha cambiado para mejor, pero existe una necesidad urgente de movilizar los esfuerzos para ofrecer estas terapias probadas que cambian la vida a cada paciente con accidente cerebrovascular en minutos, no en horas. Sobretodo si queremos obtener todos los beneficios de décadas de inversión. Tenemos que. No es necesario ser un cirujano cerebral para reconocer los beneficios.

 

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