Opinión

Análisis Coronavirus: sin vacunas de AstraZeneca a la vista, ahora el Gobierno habla otra vez de Pfizer

Por Pablo Sigal

El laboratorio estadounidense fue la primera gran oportunidad de Argentina para conseguir vacunas, pero el Gobierno la dejó pasar. Si la gestión avanza, se cerraría un círculo poco virtuoso.

Las declaraciones de este martes por la mañana de la asesora presidencial Cecilia Nicolini sorprendieron y, al mismo tiempo, asustaron. La sorpresa es que ahora sí el Gobierno estaría en condiciones de avanzar con una negociación por vacunas contra el coronavirus con el laboratorio Pfizer, que quedó trunca a fines de 2020. El susto es porque esa decisión sería la más clara admisión de que efectivamente el país se está quedando sin dosis para aplicar.

Los dichos de Nicolini -de ser consistentes con la realidad- también serían el reconocimiento de que los argumentos utilizados por el Gobierno para descartar en noviembre pasado un acuerdo con Pfizer no tendrían la contundencia que se argumentaba. Ahora, entonces, se podrían saldar esas diferencias que en su momento parecían insalvables y abusivas.

La realidad es que el Gobierno está parado frente a una encrucijada, con dos millones de vacunas de Sinopharm que están llegando pero que sólo servirán para segundas dosis. Es decir que la Campaña de Vacunación no puede avanzar en lo inmediato sobre la base de cobertura de la población.

La intención explícita de avanzar con Pfizer ocurre cuando los vínculos con AstraZeneca se han deteriorado. Este laboratorio fue la principal apuesta argentina, a caballo de la tercerización de la producción del principio activo de la vacuna en la planta mAbxience, de Garín.

Por primera vez, este último fin de semana el presidente Alberto Fernández se mostró públicamente molesto con las demoras de AstraZeneca: “Esperamos que empiecen a cumplir con sus compromisos en Latinoamérica”, dijo.

Según el cronograma estimativo que figura en el contrato con este laboratorio, por el que el país pagó el 60 por ciento de las vacunas por adelantado, el primer lote debería haber llegado en marzo. En abril tendría que haber estado el segundo y así los subsiguientes, mes a mes, hasta julio.

El laboratorio no cree haber incumplido: su argumento es que una cláusula del escrito dice que las entregas empezarían durante el primer semestre. Eso será cuestión de una eventual disputa del Gobierno. En Europa ya comenzaron las demandas a AstraZeneca por incumplimiento.

Más allá de las cuestiones legales, lo que importa en lo inmediato es lo sanitario y la posibilidad de los argentinos más vulnerables de contar con una vacuna contra el Covid antes del invierno. Y en ese aspecto la gestión del Gobierno ha sido insuficiente.

Pfizer fue la primera chance que se le presentó al país para cerrar un acuerdo de compra. El estudio de fase 3 de la vacuna en el Hospital Militar, con 6.000 voluntarios convocados por el infectólogo Fernando Polak, ubicaba a la Argentina en un lugar de privilegio. Pero luego todo se empantanó.

El ex ministro de Salud, Ginés González García, atribuyó la falta de acuerdo a pedidos abusivos del laboratorio, que reclamaba cambios sobre la ley de vacunas que había aprobado el Congreso.

El argumento fue que, supuestamente, se le estaba exigiendo a la Argentina que respondiera con bienes soberanos antes eventuales juicios. Y que el laboratorio no estaba dispuesto a hacerse cargo de situación alguna, ni siquiera en casos de negligencia.

La realidad es que Pfizer firmó el mismo contrato con los seis países de Latinoamérica que ya cerraron su acuerdo con el laboratorio estadounidense. Clarín tuvo acceso al contrato que firmó Brasil, donde estas cuestiones están presentes. También en Perú admitieron a este diario que la negociación había sido dura, pero que habían podido arribar a un entendimiento.

Las palabras de Nicolini de este martes serían el cierre de un circulo poco virtuoso, una gestión deficitaria en planificación y abundante en “ponchazos”. Si se observa el derrotero argentino en su intento por conseguir vacunas, se trató de ir tapando baches en el camino con soluciones inestables. Llegado este momento de abril, la sensación es de gran incertidumbre.

Para recapitular, cuando AstraZeneca empezó a sufrir demoras en su producción, se miró hacia Rusia, que pudo ir mandando lotes desde Moscú con cuentagotas. La producción nunca pudo escalar con la fabricación de la vacuna en India y Corea del Sur, como al parecer estaba previsto. Entonces apareció China, que ahora está saldando su deuda de 2 millones de vacunas y hasta el segundo semestre no habría chance de conseguir más.

En el medio de todas estas peripecias se ha sumado también la decisión argentina por acceder sólo a la cuota mínima del Fondo Covax para poder ingresar en ese mecanismo solidario: la cobertura del 10 por ciento de la población, cuando existía la chance de ir por más, hasta un máximo del 50 por ciento. La confianza en AstraZeneca por entonces era ciega.

Etiquetas

Agregue un Comentario

Click aquí para agregar un comentario

CADENA 365 EN TU CELULAR

Descarga nuestra app para Android

Encuestas

¿Que expectativas te generan las medidas propuestas por Javier Milei?

Resultados

Cargando ... Cargando ...

Fotonoticias

En la PunaFuror por un pueblito salteño de 250 habitantes ubicado a 4100 de altura
Ver anteriores