La embajada retrucó por Twitter unas cifras que el Presidente presentó el viernes al extender la cuarentena. Ya le había contestado el embajador de Chile y se pronunció Paraguay.
Sólo el apuro por alimentar las buenas dotes de profesor que tiene Alberto Fernández pueden explicar el error en el que incurrió el Presidente el viernes pasado cuando volvió a comparar cifras de la Argentina con la de otros países en cuestiones relacionadas a la lucha contra el coronovirus. Ocurre que las filminas que mostró para hablar de la tasa de mortalidad en este país tenían importantes errores. Y como tal, tres gobiernos mencionados le contestaron.
Primero, el sábado, se quejó el embajador de Chile, Nicolás Mockenberg Díaz, quien presentó sus propios datos. contrarios a la Casa Rosada. Tras conocerse el error con Chile, el Ministerio de Salud, que le proveyó la información al Presidente Fernández aceptó el error y pidió disculpas. Pero el domingo a última hora también corrigió datos, aunque ya sin apelar a la Rosada directamente, la embajada de Paraguay en Buenos aires. Y este lunes se conoció también otro texto del gobierno de Brasil que contrarrestó abiertamente lo presentado por el mandatario el viernes pasado.
Brasil pasa de los 360.000 casos por la pandemia y los muertos suman 22.666. Es ya el segundo país más afectado del mundo. Pero Itamaraty no dejó pasar el error de la filmina argentina. «Ayer (por el sábado), durante presentación sobre la #Covid_19 en #Argentina, @CasaRosada informó que la tasa de mortalidad en #Brasil sería 94,3/100 mil habitantes», empezó diciendo el tuit de la embajada de Brasil en Argentina, que conduce Sergio Danese. La información la había presentado el propio Alberto F. pero el tuit no lo nombra. «La tasa real es 10,5/100 mil habitantes, conforme se puede ver en la página web del @minsaude de Brasil: https://covid.saude.gov.br», corrigió el gobierno de ese país.
La polémica surgió tras la presentación el sábado a la noche por parte de Alberto F., de las coordenadas en la nueva extensión de la cuarentena argentina. Estuvo otra vez junto al jefe del Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador Axel Kicillof. No fue ésta la primera que el Presidente se metía en una trampa. Chile ya le ha contestado a otras estadísticas. Y Suecia también cuando habló de las flexibilidades y sus muertos para justificar porqué en la Argentina era tan estricta la cuarentena.
Esta vez, Mockenberg Díaz señaló que «en uno de los gráficos que mostró el presidente Alberto Fernández durante su conferencia en la residencia de Olivos, expuso que Argentina tiene una tasa de letalidad de 9,8% cada 100.000 habitantes, mientras que la de Chile es de 98,4%». Pero al respecto, retrucó Monckeberg Díaz «debo rectificar error en información publicada por @CasaRosada en reciente punto de prensa. La tasa de fallecidos en Chile es de 3,5 x 100 mil habitantes y no de 98,5″. Recordó el diplomático que el número de contagiados confirmados por cada país tiene directa relación con la cantidad de test aplicados», y al respecto dijo que Chile es «el país con la tasa de diagnósticos más alta en la región».
Y si bien lo que se conoció del comunicado de la embajada de Paraguay fue una respuesta contundente a una versión del infectólogo argentino Hugo Pizzi, con su versión de que «Paraguay no sabe qué hacer con los cadáveres», la sede diplomática también modificó las cifras del gobierno argentino que dieron una mortalidad de 5.8 cada 100.000 habitantes. «Al respecto, y en relación al índice de fallecimientos por cada 100.000 habitantes, certificamos que, a la fecha, la República del Paraguay posee un índice de 0,146, tomando como base la población actual».
El domingo, el Ministerio de Salud dijo »Es necesaria una aclaración en relación a la información presentada en el día de ayer: La tasa de mortalidad está expresada por millón de habitantes, no por 100.000. Si bien las tasas de mortalidad y de incidencia son correctas, surge un error en la rotulación de cada país». Este lunes en el Gobierno daban por terminada la polémica, al tiempo que ninguna cabeza rodó.
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