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No quedó detenidoCondenaron al ex periodista de 678 Lucas Carrasco a 9 años de prisión por abuso sexual agravado

Se escucharon aplausos en el tribunal y algunos insultos.

Lucas Carrasco fue condenado este miércoles a 9 años de prisión, considerado como autor penalmente responsable del delito de abuso sexual agravado.

El tribunal ordenó la detención del bloguero, conocido años atrás por sus participaciones en el programa 678, pero se hará efectiva recién cuando la condena quede firme.

Apenas Ana Dieta de Herrero dijo que resolvía condenar a Carrasco, toda la sala, que estaba en silencio, sintió el sacudón, y cuando leyó que la condena era a 9 años, que fue el pedido de la querella, hubo gritos y llanto. 

El hermano de ella fue uno de los que más lloró, las amigas la abrazaron y el papá le dio un beso.  «No violás a nadie más, sorete», le gritaron a Carrasco, que no hizo ningún gesto.

La lectura de los fundamentos de la sentencia será el 18 de septiembre.

«Como abogado, cuando escuché los argumentos de la defensa me quedé tranquilo porque fue un alegato efectista, que no se refirió al hecho denunciado en sí, que es el abuso sexual con acceso carnal, y porque estábamos tranquilos con las pericias, que demostraron que Sofía no es una fabuladora. Como papá fue difícil escuchar todo esto, pero es importante que empiece a haber condenas para estos tipos: para los Aldana, los Carrasco, los Fabbro, para que los tipos empecemos a cambiar nuestra manera de ver a la mujer. Es un camino largo pero está empezando», dijo Hugo, el papá de la víctima, que es abogado penalista.

  El hermano de ella, Juan Otero, de 20 años, dijo que sintió «alivio» al escuchar la condena porque «tenía miedo» que absolvieran a Carrasco.

El eje del análisis de la defensa era que las relaciones sexuales entre ambos habían sido consentidas. “Sofía negó absolutamente (en el juicio) la cuestión de que Lucas Carrasco estaba en el bar ‘completamente borracho’, como dijo en 2016 al momento de la imputación. Eso es una contradicción. Pero como la causa se inició 3 años y medio después del episodio que denuncia, por eso no podemos constar su estado”, afirmó Guillermo Vartorelli.

La defensa había acordado con la querella en que no había delito en el “hecho 2”. Habla del episodio de 2015, en el que una mujer denunció que en el departamento de él, Carrasco se quejó de la forma en la que ella le realizaba una práctica sexual y luego hubo una discusión ante la duda de si él tenía o no puesto el preservativo. “El consentimiento que ella dio fue absoluto. Carrasco no pasó la valla del ‘no’. No hubo delito”.

Sobre la denuncia de Sofía Otero, en tanto, el abogado defensor también pidió la absolución. Pero en este caso, habló del principio de inocencia. “Ni siquiera se ha podido acreditar con la certeza requerida, el lugar donde se habría cometido el hecho”, aseguró Vertorelli. Dijo que esa dirección proviene de la que el imputado le dijo a Sofía por Facebook, cuando le contó que se había mudado. “Cómo probaron que fue en ese departamento, tres años antes, y no en la dirección que le dijo ella? No hubo croquis ni inspección mínima en el lugar”, apuntó.

Otro eje de la imputación fue foco del alegato de la defensa. Precisamente, cuando Sofía dijo que él la obligó a prácticas no consensuadas. 

“Eso es un episodio posterior. Muy diferente a la imputación. Además, se contradice con cuando llegó la hermana de Carrasco al departamento”, siguió Vartorelli. “Por qué Sofía, a plena luz del día, en un edificio, Sofia no salió a pedir ayuda cuando él bajó a abrirle e su hermana? Por qué no llamó a una amiga o a la policia para avisar que estaba con una persona que la iba a agredir?”.

Vartorelli también cuestionó la demora en la denuncia. «Se denuncia tres años y medio después el hecho. Sin que tenga que ver en eso el imputado. Debemos preguntarnos si había algún motivo para demorar esa denuncia. ¿Tuvo buenas razones para demorarla? Sofía dio tres explicaciones que se contradicen entre sí. Primero dijo que no denunció para borrar de su cabeza lo vivido. Segundo, dijo que era por temor porque él era conocido en el ambiente político. Tercero, dice que no denunció porque no sabía que eso era una violación hasta que fue a la UFEM como testigo de otra denuncia contra Carrasco. Si la propia víctima no sabía que fue una violación, por qué el imputado sí debía saberlo”.

El último punto de la defensa fue que Sofía siguió hablando con Carrasco por Facebook hasta un año después del hecho.

«Son fábulas de las redes». Eso había dicho Lucas Carrasco en Twitter el día anterior al comienzo del juicio oral en su contra. Dos mujeres lo acusaron de «abuso sexual agravado por acceso carnal». 

A la última jornada del juicio, Carrasco llegó acompañado de uno de sus hermanos. En la audiencia anterior, lo había acompañado otro. Antes de la lectura del veredicto, se lo vio sonriente.

En su alegato, el abogado Guillermo Vartorelli enumeró distintas observaciones que usó como argumentos para su pedido de absolución. Señaló, por ejemplo, que el acusado «no es de gran talla» y aunque «la fuerza no tiene por qué estar vinculada, llama la atención».

Sostuvo que «no consta que hayan habido exámenes médicos posteriores a la fecha del hecho denunciado, ni nadie de su entorno detectó un moretón, un rasguño, algo que haya tenido que ver con el ejercicio de la violencia por parte del acusado». También destacó que la denunciante hubiera mencionado durante la causa algún examen médico que descartara la posibilidad de haber contraído VIH durante esa relación sexual. «Llama la atención porque la víctima aseguró que no sabe si Carrasco usó o no preservativo durante el acto sexual», sumó.

El proceso

«Son fábulas de las redes». Eso había dicho Lucas Carrasco en Twitter el día anterior al comienzo del juicio oral en su contra. La semana pasada, en la primera audiencia –en la que el tuitero se negó a responder preguntas– declaró que «no soy la persona más amable del mundo, pero no soy un violador».

«No soy un violador –insistió el periodista–. La mera cuestión de la palabra es vergonzosa. Siento mucha vergüenza. Puedo haber destratado a alguien o ser irrespetuoso, pero no cometer un delito».

A su declaración le siguió la de la primera denunciante, Sofía Otero, que en junio de 2016 lo señaló ante la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM). Llorando, la joven relató que, en medio de relaciones sexuales que habían sido consentidas, el periodista realizó prácticas que no habían sido consensuadas.

Sofía denunció que fue víctima de violencia sexual en febrero de 2013, en el departamento del periodista sobre la calle Uriarte, en Palermo. Dos años después de ese episodio, en febrero de 2015, otra mujer -que pidió la reserva de su identidad durante el juicio- dijo también haber sido su víctima en el mismo departamento.

A ambas, Carrasco las contactó por redes sociales. Además, ante la UFEM, en 2016 hubo denuncias de al menos otras dos mujeres en su contra, pero esos casos no formaron parte del juicio.

El fiscal Ariel Yapur sólo se centró en el episodio denunciado por Sofía y pidió que Carrasco fuera condenado a siete años de prisión. «Haber forzado a la damnificada a tener relaciones por vía anal excede el consentimiento que ella había prestado para tener relaciones sexuales. Le hizo saber que estaba siendo incomodada. Que no quería, que le dolía, y él, lejos de detenerse, utilizó toda su fuerza física para someterla a sus designios. Esto no es un destrato, un machirulismo: esto es una violación», sostuvo.

La querella, encabezada por Matías Busso y Natalia D’Alessandro, había pedido nueve años. Durante ese alegato, Busso hizo referencia a un chat de Facebook en el que Carrasco le pide perdón a Sofía. “Sentí culpa de haberte tratado mal”, leyó. «Eso demuestra que él la obligó a realizar una práctica sexual no consentida. Él no lo negó”, sostuvo

Durante el juicio, también expusieron dos peritos del Cuerpo Médico Forense que se entrevistaron con las denunciantes. El médico José Luis Coveli detectó en Sofía «un daño psíquico por un evento psicotraumático” y la psicóloga Adela Orgatti advirtió en la joven «una situación de estrés, sobrecarga emotiva y correspondencia entre esta manifestación» y los resultados del Test de Rorschach, una prueba de psicodiagnóstico.

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