Los gauchos peregrinaron 1.750 km, desde Luján, con las imágenes de la Virgen de Luján y del Milagro. Ayer llegaron a Finca La Cruz.
Parece que las hazañas de los gauchos de Güemes se siguen escribiendo en las sangrías de los textos de la historia oficial, en el arcén de los actos protocolares, alejada de los sonidos entusiastas de una fanfarria militar.
Las imágenes de las vírgenes de Luján y del Milagro llegaron a Salta luego de recorrer 1.750 kilómetros, en 55 días, de lo que se denominó Peregrinación Patriótica a Caballo por el Bicentenario de la Muerte del General Güemes. Fueron 11 los jinetes que partieron el pasado 16 de abril desde la localidad bonaerense de Luján y que llegaron extenuados, pero con la fe y felicidad estampadas en sus rostros.
A las 11.30 de ayer llegaron a Finca La Cruz, muy cerca de la quebrada de La Horqueta, para celebrar, con las personas que los esperaban, una misa de campaña en agradecimiento por la llegada de todos los peregrinos en buen estado de salud.
Con toda su humanidad derrengada, Sergio Fermoselle dialogó con El Tribuno sobre sus impresiones y conclusiones. «Yo pensaba antes de meterme en esto que la Argentina no tenía solución. Ahora pienso al revés. Tenemos gente hermosa, gente distinta, trabajadora, solidaria, sana y de un corazón gigante en cada pedazo de nuestro hermoso país, personas de corazón abierto y abrazo extendido que no sabemos cómo agradecer», dijo el gaucho al borde del llanto.
El padre Pagano, al momento de dar la misa.
La peregrinación gaucha se mantuvo alejada de los grandes centros urbanos y buscaban localidades pequeñas por la seguridad de los animales y de los jinetes.
«Si los gobernantes salieran un poco a conocer a toda esa gente y hablarían con ellos la cosa cambiaría mucho», concluyó y aseguró que no puede nombrar a cada uno de los que los ayudaron.
Es evidente que el cordero que estaban salando lo llevaron los amigos y que toda la ayuda vino de manos desconocidas.
Eso se ve también en las imágenes que transportaban. Porque se debe decir que desde Luján salieron dos vírgenes: Luján y del Milagro. En el camino se fueron sumando santos y madres más locales. Ya pasaron por Córdoba y le sumaron un Cura Brochero. Cuando llegaron a Santiago del Estero le sumaron una jardinera con las imágenes de Sumampa, Loreto y otras más. Esa jardinera verde esperanza tiene más pedidos y agradecimientos que cualquier otro altar, solo que este es ambulante. El Cura Brochero tiene un alcohol en gel, cintas de colores de Córdoba. El resto tienen los colores de Santiago, medallas de ligas de fútbol desconocidas del interior de Tucumán, pañuelos varios, rosarios de todos los colores, ponchos en miniatura y el rastro de las manos de los fieles que los fueron saludando por esta odisea que genera Güemes.
El escenario justo para rendirle homenaje a Güemes.
En la Finca La Cruz, con la presencia de unos cuantos familiares y amigos, dieron comienzo a la misa de campaña al mediodía. Estuvieron los que debían estar.
Los padres Pablo María Pagano y Oscar Ossola fueron los encargados del oficio religioso. «La misa de campaña es una adaptación en el lenguaje y en los adornos litúrgicos para agradecer a la Virgen del Milagro y a la de Luján por la llegada de nuestros gauchos peregrinos, por esta marcha patriótica y religiosa. Tenemos la plena convicción de que ellos transportaban el espíritu religioso de los Padres de la Patria, y en el caso de Martín Miguel de Güemes por su firme fe católica», dijo el padre Pagano.
En el medio del oficio religioso le dieron un espacio de tiempo y palabra para los marchantes. Cada uno de los que habló se quebró en llantos de agradecimientos.
Mañana estarán en la Catedral
Ayer, luego de la misa, los gauchos peregrinos tuvieron su merecido día de descanso luego de 56 días de largo peregrinaje recorriendo medio país.
Para hoy al mediodía tienen previsto llegar al centro de la ciudad.
“Al mediodía estaremos llegando a la Catedral Basílica. Así que esperamos que nos acompañen quienes quieran. Lo que sí es que siempre mantenemos las normas de protocolo por la pandemia que nos atravesó todo el peregrinar y que debemos respetar hasta el final, por lo que siempre pedimos distancia”, dijo Fermoselle.
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