Opinión

Análisis Cómo llegan las potencias a la cumbre del G20

Por Rosendo Fraga

Los Estados Unidos llegan a la cumbre del G20 con Donald Trump habiendo obtenido un resultado ambivalente en la elección de medio mandato y con el conflicto comercial con China como prioridad en la política exterior. No ha obtenido un triunfo electoral, pero el resultado no le impide competir por la reelección en 2020. Su lema «America First» es y seguirá siendo el eje de su política, tanto interior como exterior. De acuerdo con ella, China es el adversario tanto en lo comercial como en lo estratégico, al existir una disputa sobre el predominio en el Pacífico, la región del mundo que más crecerá en las próximas décadas.

La potencia asiática no sólo disputa espacios estratégicos en el Mar del Sur de China, sino que avanza como competidor en innovación y tecnología. Pero la ventaja estadounidense en la carrera espacial es definitoria, como lo muestra que la misma semana de la cumbre del G20 una nave de la Nasa aterrice en Marte para realizar tareas de exploración y prospección. El encuentro entre los presidentes de la potencia más importante de Occidente y de la oriental tiene para el mundo tanto o más atención que el propio encuentro de los jefes de gobierno que se realiza en Buenos Aires.

No es fácil que de este salga un acuerdo definitivo, pero al menos puede ser posible una tregua. Ambos líderes la necesitan para no afectar el crecimiento de sus respectivos países. Al mismo tiempo de la cumbre, se firmará la nueva versión del NAFTA. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, llega a este encuentro con su popularidad alta, pero tras el triunfo de un partido populista xenófobo en las elecciones locales de Quebec. Reiterará su posición a favor del libre comercio, que más de una vez ha irritado a su colega estadounidense durante la negociación de este acuerdo.

Los países europeos enfrentan la cumbre con dificultades políticas, con tensiones con Rusia y habiendo encausado la disputa por el Brexit. En Alemania el liderazgo de Ángela Merkel declina y su partido pierde votos a favor del populismo xenófobo de AF. En Francia, Emmanuel Macron se encuentra en el menor nivel de popularidad desde que llegó al poder, situación que le impide proyectar a la cumbre su idea de que el patriotismo es la opción al nacionalismo, como lo hiciera en la conmemoración del centenario del fin de la Primera Guerra Mundial. Italia llega con un gobierno populista que tiene apoyo en la opinión pública, pero que acaba de ceder ante las exigencias de la Unión Europea de contener el déficit fiscal. El Reino Unido, por su parte, arriba al encuentro con su primera ministra habiendo logrado que Bruselas apruebe su versión del Brexit, pero teniendo que lograr ahora que el Parlamento británico, donde hay resistencia, lo convalide.

La Unión Europea es el vigésimo integrante del grupo. El 23 de mayo tiene las elecciones del Parlamento europeo, que pondrá en evidencia cuál es el nuevo mapa político de Europa, al debilitarse las fuerzas tradicionales y crecer las que representan a la anti-política. Coincidentemente con la cumbre, ha escalado la tensión entre Rusia y Europa, por enfrentamiento naval entre buques rusos y ucranianos en el mar Negro, habiendo declarado la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN) el estado de alerta. En este marco, Vladimir Putin se vería con Trump, en un encuentro con temario como centro.

La presencia del Asia es importante, con cinco países: China, Japón, India, Indonesia y Corea del Sur. En la primera, el liderazgo de Xi es indiscutido y asume cada vez más una posición más nacionalista que marxista. En el país no hay elecciones, pero en 2019 enfrentará reclamos estudiantiles al cumplirse dos aniversarios: el centenario de la revuelta estudiantil contra la monarquía y el medio siglo de la represión de la plaza de Tiananmén. En Japón, el primer ministro Abe ha logado encauzar la economía, no tiene adversarios políticos de envergadura y también mantiene una postura nacionalista, pese a lo cual sigue propugnando el libre comercio, pero sin confrontar con Trump. En la India, el primer ministro Modi combina el nacionalismo hindú con el liberalismo económico. Tendrá elecciones el año próximo y podría ser reelecto, cuando su país supera en población a China, y a Francia y el Reino Unido en PBI. Indonesia es un país de mayoría musulmana, que sigue en población a los tres anteriores y que está creciendo. Ha surgido un movimiento nacionalista liderado por un ex militar que desafía al gobierno. Corea del Sur vive un proceso particular, con un gobierno más pacifista que los anteriores y que aprovecha el diálogo entre Trump y Kim para avanzar en la desnuclearización y la reunificación gradual de las dos Coreas.

La participación del Cercano y el Medio Oriente se da a través de dos países hoy muy enfrentados: Arabia Saudita y Turquía. El asesinato de un periodista saudí en la embajada de su país en Estambul implica al príncipe heredero de la Casa Real del primer país. Turquía asume el rol de acusador, deteniendo y acusando personas de su círculo. Más allá de la fe musulmana, el nacionalismo hoy es común a los líderes de ambos países y ello acentúa su enfrentamiento. Trump parece dispuesto a mantener la alianza estratégica con Riad y Turquía como contrapartida mejora su relación con Rusia. Mientras Human Rights Watch pide a la Justicia argentina la detención del príncipe, hay quienes trabajan para que ambos países utilicen la cumbre para acercar posiciones.

América Latina y África tienen roles menos relevantes por peso propio, pero al ser Argentina el país sede, su gobierno adquiere protagonismo. Aunque es la primera vez que una cumbre del G20 se realiza en América Latina, no estarán presentes los líderes de los dos países más grandes de la región. En el caso de Brasil, el presidente electo Jair Bolsonaro recién asume el cargo el 1º de enero y en el de México lo hace el 1º de diciembre. Es así como de América Latina participa solo Argentina, que es el país sede. Para el presidente Mauricio Macri, el encuentro en Buenos Aires de los principales líderes del mundo le permite reuniones bilaterales oficiales con Trump, Xi, Putin, Abe, Merkel, May y Macron.Es difícil para el líder de un país en desarrollo encontrarse con cada uno de ellos en solo dos días.

En cuanto a África, solo está representada en el grupo por Sudáfrica, un país que, pese a los problemas políticos de su último gobierno, sigue siendo un país que crece, aunque menos que en el pasado. El continente sigue afectado por numerosos problemas, pero con una perspectiva económica y política mejor que en el pasado.

En este marco, no será fácil alcanzar consensos en temas difíciles como la protección del medio ambiente y el proteccionismo. Será en cuestiones menos conflictivas como el futuro del trabajo donde el G20 podrá mostrar coincidencias.

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