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Fe y devociónCientos de fieles acompañaron la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro

Foto: El Tribuno/Javier Corbalán

Se congregaron ayer en la Catedral Basílica para participar de la ceremonia que marca el inicio del tiempo del Milagro en Salta.

Los santos patronos de Salta, el Señor y la Virgen del Milagro, fueron entronizados ayer durante una ceremonia que contó con el acompañamiento de una multitud que copó la Catedral Basílica y sus inmediaciones.

La celebración de ayer marca el inicio del tiempo del Milagro, que concluye el 15 de septiembre con la masiva procesión que año a año reúne cada vez a más peregrinos.

El lema convocante de la celebración religiosa para este año es «Caminemos juntos, como Iglesia peregrina, hacia adelante» y, en ese marco, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, pronunció ayer una homilía para los fieles durante una misa luego de la entronización de las imágenes.

«Comenzamos nuestro tiempo del Milagro, el punto de llegada marca lo que se vino ayudar a llamar «la Pascua salteña’, es un tiempo que acompañados por el invierno vamos acunando el misterio de la vida y se despliega en toda su plenitud en este mundo nuestro, dado por el Señor a los hombres, a nosotros», inició su mensaje el arzobispo.

Cargnello remarcó: «Siguiendo las indicaciones del papa Francisco en su encíclica Laudato Si durante este tiempo del Milagro, preparando nuestro pacto de fidelidad que ha de culminar en los triduos de septiembre, queremos preparar también la casa común, esta Salta, y que cada clavel o cada flor que ornamentarán las imágenes del Señor y de la Virgen sean el signo de un corazón que sabe preparar este mundo cuidándolo para todos, especialmente respetando a nuestros hermanos más pobres».

«Comenzamos entonces el tiempo del Milagro, un tiempo en el cual queremos experimentar el hecho de caminar juntos; la imagen de nuestros peregrinos que constituye una fuerte provocación a todos los devotos del Señor y de la Virgen porque nos invitan a descubrir el mensaje que el Señor viene dándonos, nos hace pensar en que caminar juntos ha sido la actitud permanente de la Iglesia a lo largo de su historia», afirmó.

Para Cargnello, «el tiempo del Milagro es un tiempo para que nosotros también compartamos y crezcamos, caminando juntos, el don, el regalo inmenso de ser creyentes, como Abraham. Eso es un sínodo, un caminar juntos. Esa es la Iglesia: el pueblo que camina en comunión, unos con otros, atravesando la historia y procurando en cada tiempo y en cada circunstancia encontrar y vivir la voluntad del Padre en beneficio de todos los hombres».

«Ese es el tiempo del Milagro, un tiempo en el que nos redescubrimos Iglesia, agradecemos y celebramos el ser Iglesia, la comunidad de fe, de esperanza y de caridad; reunida por el Padre abrazada por Jesús, atravesada por la presencia del espíritu. Así queremos vivir este tiempo, en cada corazón, en cada familia, con los otros; procurando establecer, sanar, restaurar nuestros vínculos porque somos creyentes, porque somos familia del Padre Dios».

Agregó que «este es el tiempo del Milagro, de una Iglesia que camina en actitud sinodal».

«El Milagro aparece este año a la luz de la palabra de Dios como un tiempo de acoger a Dios y de compartir sus confidencias con un corazón creyente», manifestó y agregó que «el ser hospitalarios es propio de los buenos creyentes, por eso decimos que el Milagro es un tiempo para acoger a Dios en casa».

El arzobispo llamó a sus fieles a que «sepamos mirar el rostro de los huéspedes que nos rodean y que esperan ser acogidos en nuestro corazón, tener un lugar en nuestro corazón».

«Estamos llamados a tener gestos con el Señor, con nuestra Madre, entre nosotros, con los que vienen a buscar al Señor, con los que piensan distinto que nosotros, gestos de amistad», recordó.

«También -recomendó- nosotros sepamos agradecer a los que están a nuestro alrededor y tener capacidad para agradecer el hecho de que estén a nuestro alrededor. Porque cuando nos faltan experimentamos que los necesitamos, y cuánto los necesitamos».

«Estamos llamados a descubrir en el mundo de nuestros relaciones y en el corazón de nuestra Patria la necesidad de que todos nos impliquemos, sin excluir a nadie, hacia la hospitalidad, como una actitud de vida», sostuvo. y dijo que «el Milagro es así, porque el Milagro en sí mismo gesta comunidad e invita a la solidaridad».

“Formar en el Evangelio”

En un tramo de su homilía, monseñor Cargnello puso el foco en la preocupación que le genera la falta de acompañamiento de la familia en la formación en el Evangelio de los más jóvenes.

“Los más pobres desde la fe son los niños y los jóvenes que tienen que formarse en la vida, y los adultos también que muchas veces no conocen el camino del Evangelio”, dijo. “Ese es el compromiso de la iniciación cristiana, que supone parroquias, comunidades y una arquidiócesis que quiere ayudar para que podamos descubrir la riqueza inmensa de conocer a Jesucristo y ser cristianos”, agregó.

Afirmó: “Queremos asumir el tema de la educación cristiana a través del camino de la iniciación. Ayúdennos las familias. Se ha intentado a través de la catequesis familiar, pero ¡cómo cuesta! Muchas veces se delega solo en la madre, cuando es una responsabilidad de toda la Iglesia”.

 

Fuente: El Tribuno.

 

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