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Liga profesionalBoca jugó el mejor partido de la era Almirón, pero ganó gracias a un blooper del arquero de Tigre

Además del gol, Marinelli tuvo muchas chances de convertir. Foto: Marcelo Carroll/Clarín

Tras el tropiezo por la Libertadores en Colombia, el Xeneize volvió a la victoria con un gol de la Bestia Merentiel tras un grosero error de Marinelli. Los locales generaron mucho y concretaron poco.

La exigencia baja de la tribuna porque aquí, a orillas del Riachuelo, hay una obsesión internacional. “Quiero la Libertadores”, cantan los hinchas, pero se van felices al compás de la percusión de la popular. No es para menos. Boca ganó el tercer partido consecutivo en su cancha y también, en la Liga Profesional. Y es cierto que todas las luces enfocan a la Copa, pero en el ámbito doméstico suma triunfos. Con un plus esta noche frente a Tigre: encontró un buen funcionamiento. El resultado quedó corto. Debió liquidarlo mucho tiempo antes para no sufrir algún susto en el final, cuando apostaron a un cabezazo que nunca salió, el del goleador Mateo Retegui.

Había quedado disconforme Jorge Almirón en su viaje a Colombia. No sólo por la derrota; también, por algunos rendimientos. Y como la seguidilla ameritaba una rotación, el técnico hizo algunos retoques que mejoraron el equipo. La renovación de la mitad de la cancha fue clave; también, la punta de lanza. Y si el primer tiempo terminó apenas por un gol encima de Tigre se debió que le faltó mayor justeza en el área.

Es cierto que abrió el partido con un error no forzado, una pelota que increíblemente se le escapó a Gonzalo Marinelli. Fue a partir de un tiro de esquina de Sebastián Villa que el arquero quiso retener, dio un rebote inexplicable y Miguel Merentiel no perdonó.

Almirón vivió intensamente el partido. Foto: Marcelo Carroll
Almirón vivió intensamente el partido. Foto: Marcelo Carroll

El encuentro no había llegado al cuarto de hora y Boca estaba en ventaja. Por el oportunismo del uruguayo y por la dinámica del equipo, que se mostró compacto para defender y rápido para jugar. Hubo un buen circuito en la salida con Alan Varela y sus dos laderos juveniles, Cristian Medina y Equi Fernández. Los tres pibes armaron un mediocampo joven, con sangre y buen pase. Anticiparon, recuperaron, sobre todo los volantes internos.

En este contexto, fue importante el trabajo de Villa por la izquierda, pero sobre todo de Luis Advíncula como extremo por la derecha. El peruano fue protagonista de varias jugadas. Pero Merentiel resultó el futbolista más amenazante para Tigre. Además del gol, tuvo tres claras. Un tiro en el travesaño y dos cabezazos en la misma jugada que dejaron claro que Marinelli es un buen arquero. Metió dos manotazos sensacionales y Héctor Garay terminó de alejar el peligro en la línea de sentencia.

Fue muy superior Boca a Tigre, que llegó hasta la Bombonera a bordo de un 4-4-2 también con algunos cambios producto del partido que jugó el miércoles con Tolima en Victoria. Corrió siempre de atrás. Y lo mejor que produjo fue cuando presionó arriba con Retegui, especialmente. Tuvo intensidad, es innegable, pero no inquietó. Más allá de alguna desatención defensiva, Javier García no sufrió sobresaltos. Apareció poco Facundo Colidio, no pesaron los volantes externos y perdió las divididas.

En el segundo tiempo, la tendencia se acentuó. Boca mantuvo el dominio. Recuperaba en el medio y lastimaba. Diego Martínez movió el banco. Entró muy activo Blas Armoa, pero no tuvo el mismo tenor Sebastián Medina. Dejaron la cancha Alexis Castro y Garay. El técnico de Tigre buscó sacarle más rédito a los costados, donde Marcelo Weigandt y Frank Fabra se proyectan mucho mejor de lo que marcan.

Sin embargo, no salió el plan trazado. Y Boca no marcó el segundo porque Merentiel resolvió mal dos veces. Primero, en una jugada en la que Fabra lo dejó mano a mano con Marinelli, pero definió defectuosamente tras gambetear al arquero. Después, no pudo conectar un buscapié de Luca Langoni.

Sí, el pibe ya estaba en la cancha tras una larga inactividad. También, Martín Payero, que se sacrificó en la pelea del medio. El partido era intenso, pero con pocas jugadas claras. Bajo esta coyuntura, hubo dos situaciones para destacar y en ambas tuvo que ver Aaron Molinas. Primero, para patear un tiro libre apenas desviado. Después, por una infracción sobre Fabra que debió ser la segunda amarilla. Nicolás Ramírez lo perdonó y Martínez, ni lerdo ni perezoso, lo reemplazó con Lucas Menossi.

Sobre la hora, Colidio, el que más se esforzó a pesar de su falta de claridad, metió un centro que Retegui no alcanzó a cabecear. Tigre no pateó al arco de García. Boca acertó una sola vez y producto de un blooper. Alcanzó para quedarse con los tres puntos. Para mostrar un rendimiento atildado, estuvo el resto del partido. Era la eterna obligación. Ganar y gustar. Esta vez, cumplió con los dos ítems. Quedó pendiente una mayor contundencia.

 

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