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El proyecto tiene media sanción de DiputadosArranca el debate en el Senado y la Iglesia apretó el acelerador contra el aborto

El arzobispo porteño y el de Tucumán, en dos actos, fueron este lunes muy duros con la legalización. Se sumaron a las críticas del Episcopado el último domingo en Luján.

La Iglesia embistió con fuerza y a repetición este fin de semana largo contra el proyecto de legalización del aborto. Cuando aún seguían los ecos de la multitudinaria misa que medio centenar de obispos concelebró este domingo en Luján, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, volvió a la carga este lunes temprano, en ocasión de un encuentro del movimiento de la Renovación Carismática en el Luna Park. Mientras que a media mañana fue el turno en Tucumán del arzobispo local, monseñor Carlos Sánchez, en el tradicional tedeum por la celebración del 9 de Julio. Este martes arranca en el Senado el debate con un centenar de oradores previstos, según informó Clarín.

Ante miles de fieles fervorosos, que rezaban con los brazos extendidos y las manos abiertas, como es característico de los carismáticos, Poli dijo en la homilía de la misa que abrió el encuentro que “no es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”. Añadió que “nos duele y entristece que se piense en legislar para que muchos argentinos que se están gestando en las panzas de sus mamás no puedan entrar en la fiesta de la vida en esta Argentina que es para todos”. De todas formas, señaló que “igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergación, la trata de personas, la eutanasia encubierta para enfermos y ancianos privados de atención”.

El cardenal comenzó recordando que diez días después de la Declaración de la Independencia, cuando fue juramentada, se agregaron “unas palabritas: libre e independiente de cualquier esclavitud extranjera. Una consigna -subrayó- para que la Argentina no se arrodille ante nadie, para que mantengamos la identidad nacional que tanto deseamos, que está como imbricada en nuestra fe cristiana”. En ese sentido, señaló que “nos duele que, con la falaz argumentación de ponernos a la altura de naciones progresistas e imitar sos conquistas copiemos legislaciones de muerte y no de vida. Pongámosle nombre -clamó en medio de aplausos-: ¡eso es dependencia humillante!”.

Luego, en la catedral de la capital tucumana, sin la presencia del presidente Mauricio Macri, pero ante la vicepresidenta Gabriela Michetti, y el gobernador de la provincia, Juan Manzur, monseñor Sánchez afirmó que “el aborto es muerte de un inocente, de un niño, de un argentino. Y nadie -destacó- tiene derecho a eliminar voluntariamente la vida de un ser humano. Porque ‘vale toda vida’”, dijo al citar el lema que eligió la Iglesia para oponerse a la legalización del aborto.

Argumentó que “en la base y fundamento de toda sociedad está el valor inalienable de la vida, por lo que pidió respetar “este derecho fundamental que tiene todo ser humano, todo argentino. Hoy nuestro pueblo heredero de los valores que nos legaron nuestros próceres -indicó- decimos que vale toda vida. Que todo hombre es importante. Que no hay sobrantes en la Argentina. Que la dignidad de todo ser humano ha de ser respetada desde su concepción hasta la muerte natural”.

El domingo, en Luján, el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea, había dicho que los obispos “estamos perplejos y dolidos” ante la eventual legalización del aborto porque “sería la primera vez en dictarse en tiempos de democracia una ley que legitime la eliminación de un ser humano por parte de otro ser humano”. Al tiempo que señaló que “el aborto no es un derecho, sino un drama”.

La sucesión de declaraciones y gestos de miembros de la Iglesia en menos de 24 horas se producen ante una votación en el Senado -fijada para el 8 de agosto- que se presenta como muy reñida, acaso mucho más de lo que se presentaba en la Cámara de Diputados, donde el proyecto fue aprobado tras un largo y encendido debate y una ajustada votación.

 

Hasta ahora Iglesia había insistido en que la cuestión del aborto no es centralmente religiosa, sino moral porque, a su juicio, implica eliminar una vida humana. Pero sobre todo con la misa en Luján, el encuentro con los carismáticos y el tedeum también apeló a su dimensión religiosa para sumar un factor más depresión sobre los senadores.

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