Se impuso 2 a 1. El arquero atajó un penal cuando iban cero a cero y luego sacó el empate. El local tenía un invicto de 14 partidos en su estadio.
Tenía una cuenta pendiente Franco Armani en River: los penales. Y la saldó anoche en el estadio José Amalfitani. Es cierto que ya le había detenido uno al paraguayo Víctor Ayala en la definición ante Gimnasia La Plata por las semifinales de la Copa Argentina el año pasado, aunque no alcanzó porque el Lobo avanzó a la final. Pero le faltaba atajar un penal durante un partido. Y ayer lo hizo. Con los pies detuvo el zurdazo rasante de Rodrigo Salinas y enseguida atrapó la pelota que había quedado picando cerquita de su cuerpo estirado hacia el palo izquierdo. Una vez más, Armani demostró lo que es: un arquero de Selección. Desde su figura, River construyó una trabajada victoria ante un Vélez intenso.
La atajada del penal no fue la única aparición de Armani. Inmediatamente después, Salinas tuvo la revancha. Sacó un derechazo cruzado en el borde del área chica y Armani volvió a estirarse, esta vez hacia el palo derecho para sacarle el remate al 9 de Vélez.
Iban 27 minutos de la primera mitad y River la pasaba mal en Liniers. No estaba firme. Y perdía fácilmente la pelota. Como en esa jugada en la que Robertone presionó y le robó la pelota a Pinola, quien luego tocó (quedó la duda si fue tan fuerte como para que provocara la caída) al mediocampista de Vélez en el área cuando llegó desesperado a cruzar y Darío Herrera pitó el penal.
Prevalecía la intensidad del equipo local en el juego. El conjunto dirigido por Gabriel Heinze ocupaba mejor los espacios. Era más compacto. Y retrocedía bien para que River no pudiera desplegar con comodidad su juego. Era el objetivo de Heinze, justamente: incomodar a su rival. Y tuvo un par de chances más con Gastón Giménez tras dos pelotas aéreas. Pero Vélez no golpeó. Y lo pagó caro.
Gallardo movió las piezas del mediocampo en el entretiempo a ver si River podía empezar a dominar el tablero. Palacios se corrió a la izquierda y De La Cruz fue al medio. Y el uruguayo aprovechó al fin una oportunidad. Capturó un rebote y metió un estupendo pase filtrado para dejar mano a mano Borré. El colombiano le picó la pelota a Hoyos y festejó con la lengua afuera.
Vélez sintió el golpe. Y el cansancio. Bajó la presión. La pelota pasó a tenerla más River. Levantaron el nivel sus mediocampistas (Ponzio en el quite; De la Cruz y Palacios en el juego; no así Nacho Fernández, quien fue reemplazado por Quintero) y jugó más lejos de Armani. Al estar ordenado, River fue certero para contragolpear con el ingreso de Matías Suárez, a quien le cometieron el penal que Quintero cambió por gol. Un buen estreno de la camiseta 10 para Juanfer, que ingresó en el segundo tiempo para manejar el balón.
River volvió a necesitar de Armani. Y el arquero respondió nuevamente. Para contener un remate de afuera del área de Galdames y para sacarle una media vuelta a Domínguez. Máxima seguridad la del santafesino. No pudo hacer nada en el descuento de Barreal a quien le quedó la pelota luego de que el propio Armani le sacara primero el gol sobre la línea a Domínguez.
La jerarquía de las individualidades fue determinante para la victoria de River. Sin brillar, el equipo del Muñeco ganó un duro encuentro. Le faltó solidez defensiva, es cierto. Pero ahí estuvo Armani para sostenerlo. Y así volvió a sonreír por segunda vez consecutiva en esta Superliga que le es esquiva y en la que buscará recuperar terreno para intentar alcanzar la clasificación a la Copa Libertadores 2020. También, llega entonado y ya sin la resaca copera de su inolvidable gesta de Madrid para recibir la próxima semana a Racing, el líder del torneo.
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