Opinión

AnálisisAlberto Fernández le pidió un programa económico a Melconian

Por Carlos Pagni

  • Qué está pasando hoy con varios intendentes de Juntos por el Cambio? ¿Cómo están encarando su problema electoral? Esto es, ir a una elección general con una PASO que indica que Macri muy probablemente pierda, al igual que Vidal.
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  • Hay un video de Cambiemos circulando que llama a cortar boleta, y explica cómo se hace. A este video lo reparte el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, en su localidad. Fue gerente del grupo SOCMA y ministro de Hacienda de Macri durante su gestión en la Ciudad de Buenos Aires. Es un hombre del riñón de Macri, no un intendente radical, por ejemplo.
  • Si él llama a cortar boleta, esto indica que es evidente que, por lo menos en la provincia de Buenos Aires, Juntos por el Cambio estalló y el liderazgo de Macri está seriamente comprometido, está en peligro. Hay un video tutorial del intendente de Pilar, Nicolás Ducoté, con una situación similar. Explica que uno puede votar a Ducoté cortando boleta, y después votar a quien quieras.
  • Antes de las PASO, Juntos por el Cambio hacía una campaña a la inversa: no cortar boleta. Y no previeron que la gente iba a cortar boleta a favor de Axel Kicillof, que hizo una diferencia muy grande con Vidal. Vidal plantea, si quieren cortar boleta, inclúyanme en la boleta que queda y corten a Macri. El Presidente, por su parte, empezó a hablar con los intendentes para intentar salvar su candidatura y evitar estas situaciones.
  • Esto es muy importante por muchas razones. Primero: es el resultado de una política que renunció a la idea de partidos políticos. No nos importa la oferta, nos importa la demanda: saber qué quiere la gente y ofrecérselo. Y además, lo más importante, es que esto es estratégico. No solo están cortando a Macri y a Vidal, están cortando diputados nacionales y provinciales.
  • Esto es importante porque lo que más debería interesar de lo que viene, más que las ideas de Fernández, más que su política económica o su relación de Cristina o con La Cámpora, es qué oposición va a tener Fernández. ¿La Argentina se dirige hacia un esquema de poder donde va a haber equilibrio de poder? ¿Donde va a estar equilibrado el Consejo de la Magistratura? ¿O vamos hacia una nueva hegemonía donde, para que no haya desviaciones, necesitamos que el presidente sea un sabio que se autolimita, porque no hay quien lo limite?
  • Este es el problema que se esconde detrás de lo que estamos viendo con el corte de boletas. Si yo soy un ciudadano, soy un inversor, si quiero saber si en este país va a haber un juego de alternancia, tengo que ver lo que va a pasar en el Congreso.
  • La otra cuestión es cuántos votos va a sacar Juntos por el Cambio. No es lo mismo pertenecer a un partido que sacó 35%, que a un partido que sacó 45%. En el segundo caso, uno piensa, si cambia el viento, si al que gobierna no le va tan bien, soy gobierno dentro de cuatro años. Pero si uno saca 10 o 15 puntos de diferencia respecto del que ganó, muchos van a decir: «Estoy esperando que me llame Fernández». Y Fernández va a llamar.
  • Fernández va a llamar porque necesita licuar a Cristina y a La Cámpora dentro de una configuración más variada. Entonces, si uno pertenece a una fuerza política que no le ofrece una perspectiva de poder, se ofrece para una alternativa.
  • Todo poder es lo que lo dejan ser. Lo que se discute detrás de esta picardía del corte de boleta no es un problema de lealtades humanas sino de diseño de poder y de diseño de la democracia detrás de esta conducta del corte de boleta. Es importante saber qué tipo de oposición va a tener Alberto Fernández, y a él también le va a interesar.
  • ¿Por qué? Porque supongamos que la realidad económica sea más exigente y desafiante de lo que él está calculando, que tiene que realizar más ajustes que lo que piensa y que va a tener que ir a un acuerdo con el Fondo para que lo financie, y que ese acuerdo con el FMI le pida una reforma estructural importante.
  • Si la gente de La Cámpora o de Cristina están lejos de esa eventual reforma, Fernández necesitaría una alianza con los que hoy cortan boleta. Por esto Fernández lo quiere a Sergio Massa, histórico aliado de Vidal y Larreta, como presidente de la Cámara de Diputados y no a Máximo Kirchner. La consistencia que tenga la oposición no será importante solo para qué límites tendrá Fernández, sino probablemente, para qué posibilidades pueda tener Fernández.
  • Esto es un debilitamiento del liderazgo personal de Macri. Hay que recordar que, en estos cuatro años, mucha gente le dijo a Macri que tenía que armar algo más institucional políticamente, que tenía que incorporar más, ser más abierto en el manejo del poder y en darle a esto un sentido colectivo. Y la Casa Rosada, y el propio Macri, pensaron en un liderazgo más al estilo de Franco Macri: «Yo soy el dueño, y los demás son un cardumen que me siguen». Ese cardumen, el día que no tiene una nave guía poderosa se dispersa, que es lo que estamos viendo.
  • Mientras tanto, Alberto Fernández hizo un viaje importante a España. Le fue bien en términos simbólicos. Es alguien que apenas salió de una primaria (técnicamente), y lo reciben los gobiernos de España y de Portugal. Fernández está pensando en una estrategia internacional.
  • Se difundió una foto de Europa con Felipe Solá. Mucha gente se pregunta qué significa Felipe Solá con Fernández en Europa. Pero en esa foto, del otro lado de Pedro Sánchez, hay un señor canoso que se llama Marco Enríquez-Ominami. Es chileno. Un disidente del socialismo chileno, hijo de un hombre muy de izquierda. Ominami se debe a su padrastro, el senador Ominami, también disidente del socialismo chileno.
  • Marco Enríquez-Ominami compitió por la presidencia de Chile y sacó el 4%. Tuvo, además, un escándalo de corrupción importante ligado a empresas brasileñas. Lo seduce a Fernández con algo que se llama Progresivamente, una liga de partidos latinoamericanos que tiene un nexo con el socialismo en España. Son partidos que salen al rescate de la izquierda latinoamericana, dañada por Maduro, por Lula, y todos los escándalos de corrupción.
  • Esa es la base de un Fernández que se imagina en una posición similar a la de México y de Uruguay frente a Estados Unidos. Una política distante a Estados Unidos pero que no levanta la bandera del antiimperialismo. La presencia de Enríquez-Ominami le va a generar algún ruidito con Chile a Fernández. Enríquez-Ominami no se lleva bien ni con Piñera ni con Bachelet.
  • Lo importante de todo esto es esta política exterior, donde Fernández está pretendiendo volver a una liga de partidos progresistas de la que él participaba en los orígenes del gobierno de Néstor Kirchner, cuando estaba el socialismo chileno y el Frente Amplio uruguayo. ¿Esa política exterior, que es la que él tiene en la cabeza -una tercera vía que no es Bolsonaro ni Maduro-, hace juego con la política de financiamiento que él va a necesitar?
  • David Malpass, el presidente del Banco Mundial, acaba de hacer una especie de conferencia interna para los directivos del Banco Mundial. Ahí, alguien le pregunta qué opina de lo que pasa en la Argentina. Malpass contesta: mal. Dice que está defraudado, que no entiende qué pasó y por dónde está yendo el país. Dice que el Banco Mundial va a dejar de prestarle a la Argentina. Para Malpass, se acabó la Argentina.
  • Esto es importante porque el presidente del Banco Mundial viene de ser el segundo del Tesoro de Estados Unidos. El señor con el que tenía que hablar Dujovne para conseguir el cheque del Fondo Monetario Internacional, era Malpass. Si Malpass sigue teniendo alguna influencia en el Tesoro, y el Tesoro en el Fondo, Fernández se va a encontrar con un FMI mucho más duro.
  • A Fernández es muy probable que el FMI no le pida cosas que tengan que ver con Enríquez-Ominami. Este hombre tendría que hacer una política más a la derecha, y cuesta saber cómo se la va a vender a su frente de izquierda. El Alberto Fernández gradualista, que dice que no va a hacer ajuste y cuidar a los argentinos, le acaba de pedir un programa económico a Carlos Melconian. Melconian está haciendo un programa económico sistemático y global para Fernández. Esto es interesante porque Melconian es el economista que corrió por derecha a Macri todos estos años, el que condenaba la blandura del gradualismo de Macri.
  • Melconian no va a ser ministro de Fernández, solo le pidió una colaboración. Dicho eso, Melconian es básicamente un fiscalista, es alguien que plantea: «pollo y puré de calabaza», es decir, el ajuste fiscal importante para que funcione la política antiinflacionaria.
  • Además, Fernández le encargó a Guillermo Nielsen un programa completo para Vaca Muerta, muy a la derecha del de Macri. Quiere un régimen como el de la minería, con estabilidad fiscal, los que trabajan ahí lo llaman un «régimen texano».
  • O hay un Fernández escondido que vamos detectando por estos detalles, o tiene una ensalada de conceptos en la cabeza. Lo mejor que nos podría pasar es que Fernández sea cínico, que una estrategia sea la falsa y la otra la verdadera. Lo que sería tremendo es que en Fernández convivan honestamente las dos ideas. Porque desde ahora hasta el 27 de octubre hay mucho tiempo y estamos en una crisis muy complicada.
  • El mercado, los ciudadanos, todos los agentes económicos (que no son solo los financieros), esperan que el 28 de octubre a la mañana el que vaya a gobernar, presumiblemente Fernández pero lo mismo se le pediría a Macri, nos diga qué va a pasar. Que dé una idea concreta. Si seguimos viendo todas estas ambigüedades, que no dan ya la impresión de un cinismo sino de cosas incompatibles, el 28 de octubre empieza otra película crítica hasta el 10 de diciembre.

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